"La saturiada" homenajea a Martínez Laseca
"La saturiada", la ruta literaria tras los pasos de la obra escrita por Juan Antonio Gaya Nuño, ha rendido homenaje en su última edición a su impulsor, el recordado profesor José María Mártinez Laseca.
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La ruta ha iniciado sus pasos en la ermita de San Saturio y ha terminado en la tarde del domingo, más de dos horas después, en el Casino Amistad Numancia. En todas sus paradas, ha estado presente el recuerdo de Martínez Laseca, que puso en marcha esta iniciativa una década atrás coincidiendo con el centenario del nacimiento del escritor José Antonio Gaya Nuño y siguiendo el ejemplo de otras rutas literarias como la "Bloomsday" de Dublín, en homenaje al Ulises de James Joyce o "Las Noches de Max Estrella", en honor a Luces de Bohemia de Valle Inclán
"El Santero de San Saturio" es un libro de obligada lectura para quien quiera saber más sobre la idiosincracia de Soria y los sorianos.
En torno a doscientas personas han seguido este domingo sus pasos con escalas en San Saturio, Plaza Mayor, Museo Numantino, Plaza de Toros, Bar Silencio, Bar Soan, Santo Domingo, Mercado, Plaza del Vergel, Instituto Machado, Centro Cultural Gaya Nuño y Casino Numancia, donde se han leído capítulos de esta obra identitaria.
ANDORREO LITERARIO (Por Ángel Lorenzo)
Ya llegó la Saturiada
y su andorreo cansino.
Y todo hijo de vecino
de lectura acostumbrada
sepa que es fiesta obligada
de mandamiento divino.
Para el novicio diré
que es de letras esta fiesta,
que por la cultura apuesta,
que no es comer ni beber,
que es más bien aprehender
y que a nadie molesta.
En San Saturio, la ermita,
tomamos la alternativa,
con la venia merecida
de nuestro Santo eremita
para que el acto permita
de esta jornada festiva.
Hacia la plaza Mayor
saldremos en comitiva
y a la marcha preceptiva,
comenzando sin ardor,
que con la cuesta es mejor
ir despacio, que no hay prisa.
En el Museo Numantino.
nos hablarán... de Numancia,
de conquista y arrogancia,
de defensa y triste sino
y aunque allá no hubiera vino
demostraron su templanza.
Luego a la plaza de toros.
Con pasodoble incluido.
Donde "el Chinche" fue cogido
en aquel viernes de "lloros",
repleto el coso en su aforo...
y así el torero perdimos.
En la plaza del Portillo,
antes de que el hambre aceche
y el campo de visión estreche,
hay que cogerle el gustillo,
con tenedor y cuchillo,
a un buen trozo de escabeche.
En la calle Marmullete
hubo unas sacerdotisas
que entre bromas y risas
los sábados sabadetes
aflojaban los aprietes
con la liturgia precisa.
Estando en Santo Domingo
ni músicos ni pinotres.
Que sí, poetas los mejores,
pero así es que no distingo
ni un intervalo de cinco,
ni en un cuadro los colores.
La siguiente es el mercado,
de múltiples viandas leno,
en donde hay mucho y bueno,
donde verás bien curado,
como oro en paño guardado,
pancetas para torreznos.
En la plaza del Vergel
de la provincia nos cuentan
las cosas que nos afectan:
si el trigo ha nacido bien,
que apenas hay internet,
que es una zona desierta...
El instituto Machado
se encuentra apenas a un brinco.
Estudiando con ahínco
te daba para aprobado
y ahora, con estar sentado,
sacas un cuatro con cinco.
En el Gaya Nuño "Center"
(si no la rima no sale)
ya estamos en los umbrales.
Y es que aquí a toda esta gente
nos dirán por qué, indulgentes,
soportamos nuestros males.
Y, por fín, en el Casino.
Después de tanto rodar
ya vamos a descansar
de este vagar peregrino.
Buenas vista y oído fino
que aquí nos toca escuchar.
Un poco más y termino,
porque este año ha faltado
el que todo esto ha creado.
El que con gusto y buen tino
nos ha mostrado el camino
y un fabuloso legado.
Y como hombre sin par que era
ni un pareado precisa.
Si nunca en su camino
se sujetó a métrica ni a rima,
en el verso que le cita
es más que suficiente armonía
su propio nombre...
y el recuerdo de su vida.
Gracias, José María Martínez Laseca