Homilía en la festividad de San Saturio
El obispo de Osma-Soria, monseñor Abilio Martínez Varea, ha resaltado en la homilia dedicada al patrón de la ciudad, San Saturio, que el cristianismo crece por atracción, por el testimonio de los cristianos.
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OPINIÓN/Homilia en la festividad del patrón de Soria
Queridos hermanos sacerdotes; miembros del Cabildo de la S. I. Concatedral; autoridades civiles y militares, Sr. Alcalde de Soria y corporación municipal; queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Nos reúne en esta mañana la memoria de San Saturio, patrono de la Ciudad de Soria. Recordamos y celebramos a un santo entrañable y actual por varios motivos:
La tradición lo sitúa como un eremita soriano. Era uno de los nuestros en quien el Señor ha llevado a cumplimiento las bienaventuranzas que hemos proclamado en el Evangelio. A veces nos parece que la santidad es para personas extrañas, con tics raros y que, por supuesto, nunca hemos conocido. Saturio era uno como nosotros, era un noble soriano que, sintiendo la llamada de Dios, repartió los bienes a los pobres y se retiró a una cueva a orillas del Duero.
Para mí, como Obispo de Osma-Soria, hay un motivo especialmente entrañable que quiero recordar en este día: este santo une a la tierra de Soria con La Rioja a través de otro gran santo, San Prudencio, que vino a visitar a san Saturio por la fama de santidad de la que gozaba; aquí, durante siete años, recibió instrucción para después dirigirse a evangelizar las tierras riojanas. Prudencio, aleccionado por el ejemplo de vida de San Saturio y por sus consejos, provocó muchas conversiones y pasó haciendo el bien por La Rioja.
El cristianismo crece por atracción, por el testimonio de los cristianos. Es verdad que, como dicen algunos autores, estamos no en una época de cambio sino en un cambio de época y muchos factores sociales juegan en contra del cristianismo. Pero la evangelización no ha sido fácil en ningún momento de la historia. En lo que a nosotros nos atañe, permitidme decirlo, debemos dirigir la mirada hacia nosotros, Iglesia soriana: ¿Para mí Jesucristo es Buena Noticia? ¿Provoca en mí una alegría contagiosa que me hace capaz de sentarme con aquél que no cree y explicarle los motivos de mi gozo, con aquél que me necesita y mostrarle mi apoyo y solidaridad? El Papa Francisco desarrolla esta secuencia: alegría - anuncio - crecimiento de la Iglesia, en este orden, no lo olvidemos.
Permitidme que me detenga brevemente en dos verbos que han aparecido en la primera lectura: “Escucha” y “Habla”.
- “Escucha, Israel…”: El Señor esta mañana nos pide que escuchemos, que le escuchemos. Hay muchos lugares y personas en los que nos habla Dios; me gustaría hoy, casi a los inicios de un nuevo curso pastoral, insistir en las catequesis de Primera Comunión, de Confirmación, de Adultos, en la clase de Religión Católica… Padres, madres, abuelos: no dejéis de apoyar y urgir a vuestros hijos y nietos para que asistan a las catequesis y a las clases de Religión. Ahí se encuentra una palabra a través de la que nos habla Dios y que produce el encuentro gozoso con Jesucristo.
Pero, también, Dios nos habla a través del grito de nuestros hermanos que sufren. Si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación. Siguiendo el ejemplo de San Saturio, estamos llamados a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de la soledad. Estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda. Hermanos, en palabras del Papa Francisco, “los pobres no son un problema sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”.
- “Hablarás de ellas…”: Comenzamos un nuevo curso pastoral con renovadas fuerzas e ilusión. Quiero aprovechar este día de san Saturio, patrono de la Ciudad de Soria, con la presencia de tantos cristianos en la Concatedral, para poner a los pies del santo la programación de este año. Esta tarea de anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, no es exclusiva del Obispo sino de todos los cristianos. Cada vez aparece más claro que el futuro de la Iglesia (de su misión) depende de la capacidad que tengamos de realizar una sana y activa colaboración entre los laicos, los religiosos y el clero. Aprovechemos las hondas raíces cristianas de Soria que, gracias al trabajo y testimonio de nuestros antepasados, se han mantenido firmes con el paso de los siglos. San Policarpo escribe: “Me he alegrado también al ver cómo la raíz vigorosa de vuestra fe, celebrada desde tiempos antiguos, persevera hasta el día de hoy y produce abundantes frutos en nuestro señor Jesucristo” (Carta a los Filipenses 1,1-2,3)
La Programación pastoral para este curso 2017-2018 es modesta debido a las circunstancias que ha vivido nuestra Diócesis con el cambio de Pastor y que nos ha condicionado en el tiempo para su elaboración. Sin embargo, el Espíritu Santo está en su Iglesia y, confiando plenamente en Él, cada cristiano soriano será un auténtico discípulo misionero y nuestras comunidades verdaderas plataformas de evangelización. El objetivo general es “vivir comunitariamente la fe como Pueblo de Dios”. Y para conseguirlo cuidaremos especialmente:
- El primer anuncio, o kerigma, que debe estar presente en toda nuestra actividad evangelizadora;
- Nuestro compromiso socio-caritativo sabiendo que los pobres son los destinatarios preferenciales del Evangelio;
- El anuncio del Evangelio a los jóvenes, siendo conscientes de que la pastoral juvenil exige muchas horas de entrega, dedicación y cercanía.
Encomendamos y confiamos hoy nuestra programación diocesana, nuestros afanes apostólicos, nuestra tierra y sus gentes a San Saturio con esta oración:
Glorioso confesor y anacoreta San Saturio:
dígnate escuchar benigno las súplicas que hoy te dirigimos.
Te pedimos, en primer lugar, que el nombre de Dios sea conocido y amado
en todo el mundo, especialmente en nuestra Diócesis.
Te pedimos por nuestra Ciudad de Soria
que te honra con su oración y con su vida;
por nuestros gobernantes, nacionales, autonómicos, locales,
para que en los momentos de dificultad
los ilumines para tomar decisiones sabias;
por nuestras familias, que las protejas, las bendigas,
que no les falte la salud y el pan de cada día.
Amén.
X Abilio Martínez Varea, Obispo de Osma-Soria