Carlos Soria reivindica una vida saludable para llegar en buenas condiciones a jubilación
El alpinista Carlos Soria ha resaltado las ventajas de una buena alimentación en la charla ofrecida en el ciclo de Soria Saludable.
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Soria, de 79 años, ha llenado el aula magna Tirso de Molina para explicar su trayectoria deportiva, marcada desde niño por su pasión por las montañas y que, después de 65 años, le ha permitido subir a trece de las montañas más altas del mundo. Ya piensa en la 14 para la próxima primavera, si la reciente operación de rodilla que le han practicado para implantarle una prótesis, se lo permite -que seguro que sí- y consigue cerrar la financiación de la expedición.
El alpinista, nacido en Ávila y con antecedentes familiares en Plasencia (Cáceres), ha recordado que su familia pobre no tenía tradición por salir al monte pero él, desde pequeño, ya mostró inquietud por conocer arroyos y montes, en lugar de las ciudades.
Su primera montaña la escaló con catorce años y desde entonces no ha parado de mirar a la montaña y subir a ella. En este tiempo se ha convertido en el único alpinista que ha escalado diez montañas de más de 8.000 metros después de cumplir los 60 años. Es el alpinista más veterano en la historia que ha ascendido con éxito al K2 (65 años), Broad Peak (68 años), Makalu (69 años), Gasherbrum I (70 años), Manaslu (71 años), Kanchenjunga (75 años) y Annapurna (77 años)
Soria ha reivindicado una vida saludable para llegar a la jubilación “en las mejores condiciones posibles”, algo muy posible en España que goza de “una dieta variadísima” aunque algunos prefieran luego “beber coca cola y otras cosas que se pueden permitir de vez en cuando pero no son saludables”.
El alpinista abulense, que siempre ha tenido el apoyo de su esposa Cristina y sus cuatro hijas, ha reconocido que siempre lleva cinco o seis kilos de manzanas en sus expediciones.
Carlos Soria es un ejemplo del montañismo español de los años sesenta y setenta, cuando nuestros alpinistas apenas eran conocidos fuera de nuestras fronteras.
En términos comparativos puede pensarse que aquel alpinismo, comparado con el que se estaba realizando por alpinistas internacionales en las grandes montañas del Himalaya, apenas era relevante. Pero para los españoles fue muy importante porque fueron personas como Carlos Soria las que mantuvieron viva la llama del montañismo y sentaron las bases de un alpinismo esplendoroso que alcanzó sus mayores logros en los años 80 y 90.
Carlos Soria formó parte de la generación de los que empezaban, apenas sin medios ni recursos, y ha terminado formando parte del grupo de los grandes himalayistas españoles.
El alpinista abulense está enseñando a todo el mundo que se pueden seguir cumpliendo años y además peleando con tenacidad los sueños. Se envejece no sólo por los años que nos pasan por encima sino, mucho más, cuando se nos acaban las ganas de perseguir los sueños.