Ante la celebración del Día del Seminario
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Carta pastoral del Vicario General de la Diócesis de Osma-Soria
La Diócesis de Osma-Soria celebra el domingo el Día del Seminario, con el lema “Cerca de Dios y de los hermanos”, que expresa de modo gráfico la esencia del sacerdocio de Jesucristo. El vicario general de la Diócesis, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán incide en su carta pastoral de esta semana en la vocación del sacerdocio.
OPINION/Cerca de Dios y de los hermanos
El 19 de marzo, solemnidad de San José, se celebra el Día del Seminario. El lema propuesto este año, “Cerca de Dios y de los hermanos”, expresa de modo gráfico la esencia del sacerdocio de Jesucristo. Sólo a la luz del misterio de Dios y de su plan de salvación es posible comprender el sacerdocio católico en su verdad más profunda: ser don de Dios para todos, prolongando en el tiempo y en el espacio el único sacerdocio de Jesucristo.
El sacerdote ha de ser ante todo y por entero un hombre de Dios. Su corazón entregado se vuelve posesión de Dios que configura de modo definitivo su identidad personal. Entender el sacerdocio desde su fuente, que es Dios, estimula nuestra esperanza en la situación presente pues, a pesar del invierno vocacional que nos impide atender como quisiéramos las muchas demandas pastorales, tenemos la seguridad de que “Dios no permitirá que su Iglesia carezca de ministros” (OT 6).
Como recoge el lema de este año, el sacerdote es presencia de Cristo entre los hermanos, anunciador del Evangelio y maestro de vida cristiana por la predicación constante de la Palabra de Dios y, especialmente, por su testimonio de vida. El sacerdote posibilita que en cada sagrario se cumpla la promesa del Señor de no dejarnos huérfanos y de estar permanentemente con nosotros “todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
El Seminario es el “corazón de la diócesis”, según expresión feliz del Concilio Vaticano II (cf. OT 5). De él habrán de salir los futuros pastores de nuestra Iglesia, los cuales habrán de ejercer el ministerio de la presidencia de la comunidad cristiana representando a Cristo, siendo al mismo tiempo cuidadosos administradores de la caridad en favor de los más pobres. De ahí que el Seminario deba ser la esperanza de una Diócesis y uno de sus bienes más preciados (cf. Exh. Ap. Pastores gregis, n. 48).
Como escribiera el Santo Padre Benedicto en su Carta a los seminaristas de 2010, “también ahora hay mucha gente que, de una u otra forma, piensa que el sacerdocio católico […] pertenece más bien al pasado. Vosotros, queridos amigos, habéis decidido entrar en el Seminario y, por tanto, os habéis puesto en camino hacia el ministerio sacerdotal en la Iglesia católica, en contra de estas objeciones y opiniones. Habéis hecho bien […] Dios está vivo, y necesita hombres que vivan para Él y que lo lleven a los demás. Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre”.
A todos pido la caridad de vuestra oración al Dueño de la mies para que envíe operarios a su mies (cf. Mt 9, 37-38). Encomiendo especialmente esta intención a las comunidades de vida contemplativa, a los ancianos y enfermos y a los niños de nuestras catequesis, pues el Señor escucha especialmente la oración limpia de los niños. Encomendad particularmente esta intención cada jueves ante el Santísimo Sacramento en vuestras parroquias y comunidades, y pedid a Dios que toque el corazón de muchos jóvenes alegres, limpios, valientes y generosos, para que ofrezcan sus vidas al servicio del anuncio del Evangelio, al servicio de la Iglesia y de sus hermanos. Orad también por la perseverancia y fidelidad de nuestros seminaristas, así como por los frutos de santidad de nuestro Seminario. La crisis vocacional que asola a España y a nuestra Diócesis no es crisis de llamada sino de respuestas. De ahí nuestra responsabilidad a la hora de contribuir a suscitar vocaciones, sostenerlas y acompañarlas con nuestra oración y nuestro empeño personal guiado por la palabra de Dios.
Gabriel-Ángel Rodríguez Millán. Vicario General