Alcalde: " Tenemos que ir a una economía del bien común"
El director de Presura, la Feria Nacional para la Repoblación de la España vacía, Joaquín Alcalde, resalta en esta entrevista el papel creciente que está llamado a jugar el emprendimiento social y la innovación para construir la nueva ruralidad del siglo XXI.
Ganadores de la sección Soria Imagina
Las secciones paralelas llenan Certamen de Cortos
Alcalde, soriano del 68, ingeniero agrícola y experto en Dirección y Gestión de ONGs y en Liderazgo e innovación Social por ESADE Business School, ha cerrado hace una semana la quinta edición de la feria Presura, con un balance satisfactorio en el que el foco ha estado de nuevo puesto en construir la nueva ruralidad del siglo XXI, un debate que va calando en la sociedad y que, a su juicio, llevará a grandes cambios en los próximos años.
- La última edición de Presura ¿ha cumplido objetivos?
- El balance ha sido muy bueno. Ha habido mucho público, calculamos que unas 3.000 personas durante el fin de semana. Hemos tenido 70 expositores que han llegado desde toda España. Hemos tenido 80 comunicaciones en el Agora, de personas en muchos casos anónimas que están haciendo proyectos interesantísimos en sus pueblos. Hemos celebrado la décima edición del concurso El Hueco Starter, con una participación de mucho nivel, que es de las cosas que más nos ha sorprendido. Después de diez años nos hemos dado cuenta que cada vez son mejores y más maduros los proyectos de emprendimiento que se están planteando para el mundo rural. Creo que hemos vuelto a concitar la atención de los medios, que siempre nos interesa y nos importa mucho, porque lo que tratamos con la feria es impactar y que el mensaje de lo rural llegue a todo el país. Somos optimistas porque llevamos años trabajando en este tema y por fin estamos viendo que todo este debate que se generó no hace muchos años en nuestro país, es un debate que interesa y que estamos convencidos que habrá grandes cambios en los próximos años.
- En la inauguración citó al regeneracionista Joaquín Costa, que ya decía hace un siglo que el medio rural tenía que tener una serie de servicios. ¿Hasta qué punto nos hemos olvidado estos años en democracia de este mensaje?
- Si se lee a Joaquín Costa, en sus escritos de más de cien años, muchos de ellos son contemporáneos, parece que está describiendo la realidad actual. Es cierto que nos hemos olvidado de los territorios rurales en estos años de bonanza, desde la transición hasta ahora, en el que España ha habido afortunadamente recursos y el país se ha desarrollado enormemente. Joaquín Costa dijo en el mitín de Rioseco que España no será otra cosa que la que sean capaces de imaginarse los españoles. Y precisamente es lo que perseguimos en El Hueco y en Presura: imaginarnos una nueva ruralidad, un mundo rural del siglo XXI. Creo que hay que releer mucho a los clásicos, echar la vista atrás, y darnos cuenta de que muchos de los problemas que hoy tenemos, son problemas que vienen de muy atrás y que hay soluciones que en su momento funcionaron y que las hemos olvidado, después de estos años de bonanza. Me gusta también citar lo que dijo el presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, cuando anunció en Presura la instalación de quince cajeros automáticos en los pueblos de Soria, algo que en sí mismo parece que no es una medida muy importante pero tiene una transcendencia tremenda, porque esa brecha financiera que existe cada vez es más grande. Hablábamos con Serrano, medio broma medio en serio, de cuánto echamos de menos las cajas postales, que era una entidad de Correos, que tenía como objetivo llegar hasta el último rincón. La solución está en echar la vista atrás, reducir el orgullo que tenemos y darnos cuenta que muchas cosas que funcionaban y las despreciamos, pueden ser parte de la solución.
- El concepto de nueva ruralidad ¿tiene motivos para generar optimismo? ¿Tiene los pies de barro?
- La feria Presura es un indicador del interés que existe. La agricultura y la ganadería en España no representan el 5 por ciento del PIB, aunque es cierto que es un sector estratégico, porque nos tiene que garantizar la alimentación y va a seguir siendo así. Pero estamos viendo que no sirve para fijar población en el campo. Llevamos viendo como se destruyen puestos de trabajo desde hace cincuenta años, cuando se extendió la tecnificación, y lo vamos a seguir viendo con la agricultura digital, de la que también se han visto ejemplos en Presura. Con lo cual, si queremos ver habitantes en las zonas rurales, esos habitantes tendrán que dedicarse a más cosas que no sea sólo la agricultura y la ganadería. Lo llevamos diciendo muchos años en El Hueco. No es un discurso en contra de lo agrario, sino complementario. De hecho, el sector agrario debe ser el motor de esa industria tecnológica que tiene que surgir en los pueblos y dé respuesta a esos retos que necesita resolver la agricultura del siglo XXI.
- Pero que necesita el medio rural para asentar actividades?
- Creo que necesita un poco de todo. Y lo primero es que los habitantes del medio rural abramos nuestra mente y nos imaginemos un mundo más diverso. Tenemos que ser acogedores, atraer talento, impulsar otros sectores económicos, como el tecnológico, turístico… Hay que tomar como referencia lo que se ha hecho en otros países de Europa, donde la vida es más difícil que en el nuestro como Finlandia, donde hace años han desarrollado sistemas de telemedicina, teleeducación… Hemos tenido la oportunidad de ver en la feria la empresa Comitas, que ha traido una unidad móvil de medicina ambulante, por decirlo de alguna manera. Y es algo que a nosotros nos parece de ciencia ficción, pero que lleva desarrollándose desde hace muchísimos años. A lo mejor no tenemos que desplazarnos a Soria a hacernos la radiografía en el hospital, y sí que puede desplazarse el hospital, con esa unidad móvil, a hacernos la radiografía a casa. Al final lo que tenemos que distinguir en lo rural, entre los deseos y lo verdaderamente necesario. A todos nos gustaría que hubiera de todo en nuestros pueblos, pero tristemente no puede ser así, porque los recursos son escasos y lo que sí que tenemos es ver lo que es necesario y cómo podemos adaptar esos nuevos modelos para atender las necesidades.
- La fiscalidad diferenciada ¿es la medida de las medidas para la despoblación?
- Nosotros estamos de acuerdo en que debe haber una medida correctora para ese fallo de mercado que existe en las zonas rurales. Está clarísimo. Tiene que haber una serie de incentivos para las empresas, que son las que generan el trabajo, pero paralelamente tiene que haber incentivos a los trabajadores. ¡Qué no se beneficien sólo las empresas en la cuenta de resultados! Si a una empresa le va a resultar un 20 por ciento más barato instalarse en Soria, que ese porcentaje se reparta entre la empresa y el trabajador. Nosotros, desde hace años, hemos reclamado medidas de incentivos fiscales a los ciudadanos. Por ejemplo que a un vecino del medio rural el gasóleo para calentar su casa, le resulta más barato que a otro que vive en Málaga. O que el IBI en mi pueblo sea un poco más reducido que el que vive en el paseo de la Castellana, porcentualmente. Si se hacen ese tipo de medidas fiscales que está al alcance de todos, solo es decisión política, vamos a salir adelante. Me gusta un ejemplo: la junta de comunidades de Castilla-La Mancha acaba de promulgar una ley para atacar la despoblación, que a nosotros nos parece una ley de referencia. Es una ley muy bien parida, que atiende a lo que tiene que atender, y que además ha salido por consenso, algo muy importante en estos tiempos. Pensamos que esa ley va a ir favoreciendo a Castilla-La Mancha. La despoblación no es un problema que vayamos a resolver de la noche a la mañana, con un paquetito de medidas. Es una cuestión de largo plazo, pero hay que poner las bases y poco a poco parece que se está haciendo.
- La España Vaciada parece que está dispuesta a movilizarse en las próximas elecciones y las encuestas le dan ya quince escaños, lo que supondría, de confirmarse, un terremoto político en un Parlamento donde no se adivina una gran mayoría. ¿Cómo ve este fenómeno?
- No sé si son muchos o pocos pero lo que reflejan es una realidad: son diez millones de personas en nuestro país que viven en territorios despoblados y que no ven atendidas sus necesidades como ellos consideran, y 10 millones de personas que quieren seguir viviendo en sus pueblos y no lo pueden hacer. No sé si serán el partido de la España Vaciada o quien, pero hay un espacio político por ocupar, que a mi entender no lo están haciendo los grandes partidos. Entonces, alguien se llevará el gato al agua. Es verdad que si los resultados que dan la encuesta son reales, supondrá un terremoto en el Parlamento, lo que obligaría a reequilibrar las fuerzas y podríamos ver una próxima legislatura muy curiosa. Con esos resultados los partidos nacionalistas perderían importancia, al PSOE y al PP les costaría sacar una mayoría y a lo mejor tienen que empezar a conformar un gobierno PSOE-PP. Entramos en una fase en este final de legislatura, de mucho rifirrafe político, lo que no es bueno para la España vaciada, que lo que necesita es un pacto. Y esto no nos va a ayudar.
- En el recorrido con el autobús de Presura toman el pulso social de los pueblos ¿Se repiten las demandas?
- Con el autobús buscamos a personas en los pueblos que están desarrollando proyectos e iniciativas innovadoras. Y este año nos ha llamado la atención, en el recorrido que hemos hecho del Camino de Santiago, que casi todos los pueblos ven un problema con las energías fotovoltaicas, con los grandes parques eólicos, y la ganadería industrial. Es lo que preocupa más. Es una cuestión que también formará parte de este coctel y que no es un tema fácil de resolver. Parece que resulta injusto que en un pueblo que no vive casi nadie, de repente le coloquen un parque fotovoltaico, que limitará mucho su futuro. Nos contaban ejemplos en La Rioja, donde empieza a haber problemas con comunidades de regantes, donde algunos miembros ya no quieren regar y lo que quieren es utilizar sus tierras para poner fotovoltaicas. La transición ecológica es un reto que tenemos y que tenemos que conseguir lo antes posible, para alcanzar los objetivos de sostenibilidad, pero no sé si la transición ecológica va por ahí. Nosotros en El Hueco una de los proyectos que pondremos en marcha el año que viene es para impulsar comunidades energéticas rurales en pequeños pueblos, de menos de mil habitantes, similares a lo que se hizo en Castilfrio de la Sierra, y de lo que se trata es de demostrar que hay otro modelo de generación y de consumo de energía, mucho más justo, equilibrado, equitativo y social. Entendemos que es un proyecto de futuro y gracias a él se podrá constatar cómo se puede consumir energía de otra manera.
- El emprendimiento social ¿Qué papel puede jugar en el medio rural?
- Es muy importante. Las economías extractivas se han terminado, tanto en la España rural como en la que no lo es. Tenemos que ir a una economía del bien común. Lo digo alto y claro: creo que debe haber una regulación del beneficio de las empresas. Las empresas no pueden ganar tanto dinero a costa de tener empleos precarios, un impacto medioambiental potente… Tenemos que ir hacia una economía del bien común y ahí es donde la economía social y el emprendimiento social son fundamentales. La innovación social no es otra cosa que diseñar nuevas soluciones más innovadoras y sostenibles, para los viejos problemas de siempre. En España vamos todavía un poco atrasados pero en otros países llevan utilizándola desde hace muchos años. Dentro de la innovación social, hay un papel fundamental para las alianzas público-privadas. Nos puede gustar más o menos pero ninguna entidad sola va a resolver el problema. Tenemos que ir de la mano, tenemos que buscar unos escenarios donde se pueda trabajar de manera coordinada y en beneficio de todos. Las empresas tienen que ganar dinero pero las administraciones tienen que garantizar esos servicios. La innovación social es el cemento de las brechas que se abren en el Estado del Bienestar.