AESO se moviliza contra diferentes medidas educativas

Huelga estudiantil convocada por AESO

Desde 2008 la educación pública ha venido sufriendo un ataque sistemático a sus bases, es decir, a su universalidad, a la igualdad de todas las personas a acceder a ella sin importar su etnia, sexo o clase social.

De ese tiempo a esta parte hemos pasado de una educación pública, que aún con sus limitaciones, permitía estudiar y labrarse un futuro a la mayoría, a una auténtica carrera de obstáculos formalizada en la LOMCE, ley diseñada para expulsar del sistema educativo a las clases trabajadoras, o, pero todavía, a endeudarse de por vida con los culpables de la crisis para poder estudiar

En primer lugar, una de las grandes novedades del PP ha impuesto para la “mejora” de la calidad educativa: las reválidas de Primaria, ESO y Bachillerato. Unas pruebas claramente segregadoras y favorecedoras de la educación privada, que buscan homogenizar la educación bajo parámetros de competitividad e individualismo y premiar con más fondos a aquellos centros que se adapten mejor a estos nuevos requisitos.

Además, no debemos pasar por alto el mensaje que transmite el Ministerio con esta medida: la culpa del fracaso escolar no es del aumento del alumnado por clase, ni de que los profesores y profesoras trabajen más horas y cobren menos, ni tampoco de que cada vez haya más interinos, no. La culpa es que son malos profesores y por eso tienen que venir a comprobar si los alumnos y alumnas saben lo que se supone que tienen que saber.

En definitiva un insulto a la capacidad de nuestros profesores y profesoras.

Precios universitarios

Si se consigue superar estas trabas y se llega a la universidad se podría pensar que ya está, que ya te has ganado el derecho a titularte en lo que quieres estudiar y después trabajar en aquello que consideras tu vocación. Pues no, no es así. Si llegas a la universidad te vas a encontrar de entrada con unos precios que te harán pensar que estás en una universidad privada: más de 15.000 euros por 3 años de grado y 2 de máster, y solo en primera matrícula. Precios que obligan a mucha gente a solicitar becas-préstamo. Eso si no tienen que abandonar antes por no poder pagar las desorbitadas tasas ni acceder a una beca por los continuos recortes de éstas.

Sólo   desde   2013   hasta   este   curso,   más   de   125.000   alumnos  y  alumnas se han visto forzadas a abandonar la educación universitaria. Un ejemplo bien claro lo tenemos en la falta de profesores que se viene dando en el Campus Duques de Soria desde el inicio del curso.

Además, la reforma del 3+2 hará indispensable ampliar los estudios con un máster de uno a dos años para insistir de nuevo en la especialización, con unos precios que, como ya hemos dicho, harán del endeudamiento la única alternativa al abandono de los estudios, segregando otra vez a aquellos alumnos y alumnas que no puedan permitirse pagarlo, y generando así mano de obra barata y flexible.

Por si esto no fuera suficiente, este decreto, junto a las prácticas de “pool”, llevará inevitablemente a la desaparición de departamentos, carreras, másters e incluso facultades, espacio que están aprovechando las universidades privadas, que ya se frotan las manos con el negocio que ven venir.

Negocio

En definitiva, están convirtiendo a la Universidad en un negocio para las grandes empresas que llevan ya años beneficiándose de la externalización de más y más servicios.

Está muy claro que pretenden devolver la Universidad a los tiempos de la dictadura franquista, cuando sólo los hijos e hijas de familias pudientes podían disfrutar de este derecho. ¿Qué familia trabajadora puede permitirse pagar 15.000 o 20.000 euros para que su hijo o hija estudie en la Universidad?

Por último, si consigues acabar los estudios podrías pensar que ahora sí, que ahora trabajaras en lo que te gusta y con unas condiciones dignas.

Por desgracia, la respuesta vuelve a ser “no”. Antes de acabar los estudios, bien sean de FP o de Universidad, hay unas prácticas en empresas, donde se supone que se va a formar a los y las estudiantes, pero donde realmente van a estar trabajando de manera totalmente gratuita, ni siquiera se cotizarán las jornadas, donde, importante, se está desempeñando una actividad laboral.

Con la no remuneración de estas prácticas se va preparando el terreno a la precariedad (especialmente en el caso de las mujeres que deben asumir el trabajo de cuidados además de los estudios y/o el trabajo laboral) que vendrá después (fomentada por las dos reformas laborales), es decir, el encadenamiento de contratos temporales y los bajos salarios que impiden a la juventud tener una estabilidad suficiente como para afrontar el futuro con un mínimo de seguridad. 

Como jóvenes estudiantes debemos plantar cara a todas estas reformas.

Por todo ello exigimos la derogación del decreto 3+2 y la elaboración de unos planes de estudios consensuados entre toda la comunidad educativa, para de este modo conseguir una educación 100 por ciento  pública, laica y democrática, una educación de   conocimiento que fomente la colaboración y la solidaridad y no de mercado que fomente la competitividad y el individualismo. Debemos alzar nuestra voz para exigir una educación pública real donde la oligarquía no imponga sus intereses económicos a los de la mayoría, a los de las clases trabajadoras.

Fdo: AESO