Ágreda interpreta el significado de la vida y la muerte durante la Edad Media
Buena acogida de la ruta cultural interpretativa, en su primera edición
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Ágreda ha interpretado, durante el puente de Todos los Santos, el significado de la vida y la muerte durante la Edad Medía, una actividad que, organizada por el Ayuntamiento de Ágreda, pretendía poner en valor la historia y el patrimonio de la Villa de las Tres Culturas.
El Ayuntamiento de Ágreda ha mostrado hoy en un comunicado su satisfacción por la buena acogida que ha tenido esta ruta cultural interpretativa en su primera edición, puesto que todos los asistentes, a pesar del frío, han felicitado a los colaboradores y organizadores por el recorrido, la ambientación y los contenidos históricos.
La comitiva, formada por ocho ánimas de la Estantigua y por más de un centenar de personas que se unieron al acto, partió desde la plaza Mayor de Ágreda donde se realizó una introducción sobre la muerte en general y sobre el sentido de la vida para la humanidad.
La comitiva continuó hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Peña donde, tras realizar una interpretación de la muerte en el cristianismo y tras explicar la historia de los cementerios cristianos de Ágreda, se recuperó la tradición del “Rompe, rompe”, que no se realizaba desde hace sesenta años y que ha sido recuperada gracias al trabajo de los jóvenes investigadores de las Becas de Etnografía de la Diputación de Soria con personas de avanzada edad conocedoras de las tradiciones y folklore agredeñas,
En este caso fue de esencial ayuda los conocimientos de Jesús e Isidro Omeñaca y Reyes Martínez.
La tradición del “Rompe, Rompe” consiste en un dialogo entre el alma de un difunto que se encuentra en el purgatorio (representado con un ataúd) que pide oraciones para su salvación, y el hijo o familiar que es quien contesta con un cántico.
En esta ocasión ejerció de celebrante Isidro Omeñaca, uno de los recuperadores de la tradición que se realizaba todos los días de Noviembre a las cinco de la tarde, y que la recordaba en su niñez.
A continuación, se procesionó hasta las murallas del Barrio Moro para situarse frente a lo que un día fue el cementerio musulmán.
Allí se interpretó la muerte en el Islam y se recordó el papel que la Inquisición jugó en Ágreda en el siglo XVI, fecha en la que 117 personas fueron penitenciadas por el Santo Oficio.
Cementerio hebreo
Desde ahí, se transitó prácticamente en la oscuridad por un camino para dar la vuelta a La Muela y situarse junto a la orilla del río Queiles, bajo lo que fue el cementerio hebreo.
Se interpretó la muerte en el judaísmo y apareció “El Judio Errante” condenado a vagar eternamente por el mundo por no haber ofrecido su ayuda a Jesucristo de camino al Calvario.
Acto seguido se encaró el paseo de los Molinos para llegar a la Cueva del Moro, espectacularmente iluminada con numerosas velas y luminarias, donde se procedió a leer dos leyendas medievales entre las que se encontraba “La Cueva de la Mora”, de Gustavo Adolfo Bécquer que, aunque está ambientada en los Baños de Fitero, podría haberse desarrollado perfectamente en Ágreda por la descripción de los paisajes, de la cueva y de los hechos históricos.