Treinta voluntarios aportan trabajo para avanzar en construcción de "El Refugio de Sarnago"
Treinta personas procedentes de distintos lugares se han reunido el último fin de semana en Sarnago en plena comarca de Tierras Altas de Soria, para participar en una nueva hacendera con el objetivo de seguir avanzando en las obras del que será "más que un coliving".
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La hacendera es una forma tradicional de trabajo comunitario.
La jornada comenzó el sábado a las 8 de la mañana, cuando los participantes se organizaron en equipos para trabajar en el levantamiento de la estructura de la planta baja del edificio.
Una máquina telescópica, cedida generosamente por Alquileres Garbayo S.L., facilitó las labores de izado y colocación de las vigas, en una operación tan compleja como emocionante.
Por la tarde se realizaron los trabajos de encofrado para preparar el hormigonado de la primera planta, que se completó el domingo por la mañana, cumpliendo los objetivos previstos para este fin de semana.
Todo el material necesario para esta fase de la obra ha sido adquirido gracias a las aportaciones de decenas de personas: socios de la asociación cultural, donantes a través de campañas de crowdfunding en goteo.org, ventas de merchandising y el simbólico programa de apadrinamiento de vigas y pilares, que ha permitido recaudar fondos sin contar con ningún tipo de subvención pública.
La mano de obra, como siempre, fue completamente voluntaria.
El esfuerzo físico fue acompañado de un ambiente de convivencia y hospitalidad que ya forma parte de la esencia de las hacenderas en Sarnago.
A media mañana, las tradicionales migas sirvieron para recuperar fuerzas.
A mediodía, una paella de marisco congregó a los participantes en torno a la mesa.
Por la noche se encendió el horno comunal para preparar pizzas artesanas, y el domingo se disfrutaron unas sabrosas tortillas con tostadas a la lumbre, y un suculento rancho de costilla de cerdo con conejo y patatas cocidas.
No faltaron las ensaladas frescas ni los dulces, como la leche frita y los mantecados caseros que ofreció Félix, uno de los vecinos implicados en el proyecto.
Estas hacenderas son mucho más que una forma de construir: Son una forma de vivir, de recuperar el sentido de comunidad, de cuidar lo común.
Sarnago, pueblo que fue despoblado y que hoy resiste gracias a la implicación vecinal, demuestra que otro modelo de ruralidad es posible, con proyectos sostenibles y cooperativos como este.
“El Refugio de Sarnago, más que un coliving” no es solo un edificio: es un símbolo de esperanza y de retorno, una llamada a reconstruir desde la raíz, ladrillo a ladrillo, abrazo a abrazo.