San Pedro Manrique se cita con la noche más mágica
San Pedro Manrique revive esta madrugada, un año más, la magia de la noche más corta del año, la de San Juan, con la celebración de su rito del paso del fuego.
San Pedro Manrique responde a la magia de San Juan
Tierras Altas revive su tradición trashumante
Como es tradición, el ritual comenzará a las doce de la noche y se prolongará hasta que los pasadores, con los pies descalzos, crucen el manto de fuego y lleven la emoción y la adrenalina a los espectadores.
Los pasadores portarán inicialmente a hombros a las tres móndidas de las fiestas de San Juan.
La mejor técnica para evitar las quemaduras, cuentan los pasadores, son pisadas fuertes y rápidas, a ritmo y con la planta del pie plana, lo que detiene durante unos instantes la combustión de las brasas de madera de roble.
La preparación de las propias brasas tiene también su ritual y sus responsables, denominados horguneros.
Los horguneros se encargarán desde media tarde de preparar este manto de fuego, con más de mil kilos de leña de roble, y mucha paciencia para transformar la leña en una alfombra de brasas, de seis metros de longitud y entre diez a quince centímetros de grosor.
Pisar las brasas de fuego sin quemarse, un fenómeno denominado pirobacia y que los sampedranos llevan con orgullo identitario, ha despertado desde mediados del siglo XX el interés de curiosos, científicos y parapsicólogos.
Las principales hipótesis de las últimas investigaciones sobre el origen del paso del fuego se inclinan por la pervivencia de unos ritos difundidos hace milenios por pueblos adoradores del sol en el solsticio de verano, que perduraron hasta época cristiana y que posteriormente la Iglesia, al no poder erradicarlos, optó por su cristinianización en la festividad de San Juan Bautista.
El origen de estas fiestas ha sido estudiado por etnógrafos como Julio Caro Baroja, que visitó la villa sampedrana en 1950, y la investigadora Chesly Baity, una década después, y que encontraron similitudes del paso del fuego con el de los Hirpi Sorani de la Italia Clásica y con los pueblos indoeuropeos del sur de la India.