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Un auto judicial interrumpe tradición milenaria del toro jubilo

Un auto judicial cortará esta noche en Medinaceli la tradición milenaria del toro jubilo, sólo interrumpida durante un año por la pandemia del Covid 19. En otros tiiempos, los medinenses sortearon prohibiciones.

Tras las alegaciones presentadas por el Ayuntamiento de Medinaceli y la Junta de Castilla y León contra el auto de medidas cautelarísimas del pasado martes, que acordó la suspensión de la celebración del Toro Jubilo, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Soria mantiene dicha medida de suspensión confirmándola en todos sus términos, por lo que el toro jubilo verá interrumpida esta noche su cita con la noche medinense.

El alcalde de Medinaceli, Gregorio Miguel, ha reconocido la indignación e indefensión que sienten los vecinos de esta localidad soriana por no cumplir con la tradición del hasta ahora único toro de fuego que se celebra en Castilla y León.

El festejo, declarado por la Junta de Castilla y León en 2002 como espectáculo taurino tradicional, por existir constancia documental de su celebración desde el siglo XVI, está en el foco de los colectivos animalistas desde 2014, en un tiempo en el que han intentado boicotear su celebración y se han manifestado para reclamar su abolición.

El coronavirus dejo a Medinaceli y a toda la provincia, en 2020, sin el toro de fuego. Los aficionados tuvieron que conformarse con una exposición fotográfica sobre el mismo montada en el Palacio Ducal.

La tradición ininterrumpida hizo posible su declaración como Espectáculo Taurino Tradicional, permitiendo una ordenanza que exige el indulto del toro. Si se modificase la tradición, se perdería su catalogación especial y, por tanto, la posibilidad de indultar al toro, que debería ser sacrificado.

En el siglo pasado, cuando la normativa no lo impedía, fue habitual que un mismo toro (propiedad de algún vecino de Medinaceli o de los pueblos de la comarca) se utilizase en años sucesivos.

Primeros documentos

Los primeros documentos escritos sobre este festejo explican que esta celebración se realizaba en honor a ilustres visitantes que llegaban a la villa o para celebrar acontecimientos importantes; y así consta en el archivo de los Duques de Medinaceli, donde se constata que la primera vez que se corrió el toro fue el 29 de septiembre de 1559, con la presencia del Rey Felipe II y su tercera esposa, Isabel de Valois.

También se encuentran referencias a la organización del festejo para solemnizar la jura de la Constitución española de 1837.

Esta celebración de forma esporádica dura hasta finales del siglo XVIII.

A partir de ese momento, se empieza a celebrar de forma ininterrumpida y al menos una vez al año, con motivo de la festividad de los Cuerpos Santos; cinco mártires (Arcadio, Probo, Pascasio, Eutiquiano y Paulilo) cuyos cuerpos, tras haber sufrido martirio en el norte de África, fueron llevados a la villa.

En el estudio realizado para obtener la declaración como fiesta tradicional, se recogen publicaciones que demuestran que el toro jubilo se ha celebrado año tras año sin interrupción, e incluso los medinenses han asistido con nieve.

únicamente en el tiempo ha variado el lugar de su celebración: de la plaza Mayor, lugar tradicional, paso a realizarse en los años más polémicos, en la etapa final del franquismo y la transición democrática, a distintas plazas del pueblo más recogidas, como la de Santiuste, la del Casino, el Corralón de Palacio.

Las religiosas clarisas han visto y oído frente a su convento al toro jubilo en un solar cercado de piedra junto a su convento.

El escritor Fernando Sánchez Dragó dejo escrito que en 1979 “los medinenses siguieron celebrando su fiestas de tapadillo… y en secreto compraban y transportaban el toro, esperaban a que los civiles terminaran su ronda nocturna, se chapasen en el cuartelillo… y sólo entonces, al alba, corrían junto a a su Dios”.

Desde 1962 hasta 1977 el toro jubilo estuvo prohibido por la Sociedad Protectora de Animales, debido “a una malentendida crónica de unos periodistas ingleses”.

El que fuera presidente de la Sociedad Recreativa “El Casino”, Felipe Utrilla, certificó en 2001 que la tradicional fiesta del toro jubilo nunca se ha interrumpido desde tiempos inmemoriales, tampoco en el periodo “en que por causas ajenas al desarrollo de la fiesta se prohibió su ejecución”.

Para escapar de los vigilantes encargados de mantener esta prohibición, se utilizaron infinidad de tretas para la no-interrupción de la misma: horario, ubicción, complicidad con ganaderos y transportistas, etc.

Clandestinos

Pero los habitantes de Medinaceli lo corrieron clandestinamente en una plaza inmediata a la plaza Mayor.

La Casa Ducal de Medinaceli ha documentado en su archivo general de su fundación que ya en 1598 el Ayuntamiento de la Villa pidió a Juan de la Cerda, Duque de Medinaceli, que le permitiese correr el toro según tenían costumbre el 30 de mayo.

El 29 de septiembre de 1599 se corrió el jubilo en honor de SS.MM. los reyes Felipe III y su esposa, que visitaron Medinaceli al regreso de su viaje de novios, ya que existía la costumbre de correr el jubilo en honor a los visitantes ilustres que llegaran a la villa.

 La tradición del Toro Jubilo se remonta, según los estudiosos, a celebraciones que se vienen realizando en España desde hace más de dos milenios a raíz de la utilización de los toros con fuego en las guerras púnicas.

Diversos autores se han remontado incluso a épocas prerromanas en las que el toro era objeto de culto y participaba en diversos ritos de religiones autóctonas y sacrificios a sus respectivos dioses, de tal forma que los toros de fuego recordarían con sus cuernos ardiendo en medio de la noche la luminosidad del sol, así como la propia purificación mágica proveniente del fuego.

 

 

 

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