La confianza en nuestra clase política
Juana Largo expresa en este artículo de opinión su malestar por la situación de la clase política, enzarzada en polémicas y polarizaciones, con el único objetivo de conseguir el poder o mantenerlo.
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Begoña y Soria
La confianza en nuestra clase política
Si una estuviera en un concurso de “Kahoot” y le preguntaran, para responder con rapidez, cuál es la confianza que tiene de la clase política ahora mismo en España respondería que, hay una parte de esa clase política que no llega ni al cinco de aprobado o ni al dos, mientras otra clase política anda deshaciendo entuertos, y que eso condiciona la pregunta de si sirve para algo el sostener la afirmación de que la clase política, por un lado, sí que falla, y que se queda bastante racana con respecto a esa pregunta, mientras la otra es quijotesca en un mundo en el que el ideal de cierto segmento de esa clase política viene cargado de gigantes en vez de molinos.
De un tiempo cercano a esta parte se han ganado la desvalorización todos en general, dado que el ambiente político en el Congreso de los Diputados, resulta bastante negativo o “tóxico” y para ello hay responsables, unos para decir que qué difícil es gobernar y los otros para lanzarnos continuamente grados de miedo o de inestabilidad o de incompetencia.
El sistema, en el grado de contaminación de la oposición que lleva, se está mirando mal por los ciudadanos que ya están hartos de componendas feijoístas y de escándalos diarios que engordan los propios problemas de gobierno de un país que, en general, tiende a la paz general.
Si a ello se suma a cada político en singular, es todavía peor. Hay mucha inquietud, casi enfermiza, en las actitudes de la clase de la Oposición. Hasta se podría decir que al resto de Europa le está costando mucho el tragar los sapos negros que lleva al agua potable ese partido que quiere echar de una vez a Sánchez pero sin argumentos o mucho menos de fiar.
Se vota porque hay que votarles, pero no se merecería, para esa actitud de protesta a destajo que tienen los de Feijóo, que las ciudadanas y los ciudadanos tuvieran que seguir soportando el toreo al que quiere someter la oposición a lo ganado en las urnas… ¡Si un día decidiéramos las españolas y los españoles no votar, a ver qué iba a pasar!
No estamos en esa utópica situación pero la oposición está maleando todo lo que pilla, cual comadreja que va por el campo metiendo el hocico en todos los agujeros, cual zorra que huele los vientos de todos los corrales de gallinas para hacer una a su parecer justa cacería.
Es malo eso de la desafección política y deberían tenerla más en cuenta en los congresos y reuniones del partido en el gobierno… Si fueran por guapos, votaría todo el mundo al PSOE, por sus buenas pintas, pero como las elecciones son por otros motivos diferentes a la guapura de por ejemplo Sánchez, motivos oscuros y cerriles de una tradición en la cual la España profunda se quiere todavía abrir camino, o sea, motivos plenamente freudianos, el voto se puede mermar no dándonos cuenta que la película de cine l protagonizan los malos del pueblo, que son muy lanzados con el ariete una vez que han cogido carrerilla y han probado la sangre humana…
¿Realmente la clase política se está desvinculando del pueblo o, al menos, del electorado? ¿Realmente ha llegado el partido socialista con Sánchez a recuperar aquel espacio que le cedió en las últimas elecciones al partido popular?... Preguntamos esto porque también podemos preguntar que si los partidos, en el nivel internacional, se están desvinculando del pueblo… Pero no, al parecer en el panorama internacional algunos partidos funcionan muy bien para ellos a este respecto. Es la “Nouvelle Vague” de las derechas extremas, y cuando hay elecciones, últimamente lo aprovechan muy bien y de momento no se dan disgustos los partidos conservadores y liberales actuales, excepto los verdes y los demócratas.
En España estamos redactando esta nota de prensa a última hora del sábado, cuando acaba el Congreso del PSOE en Sevilla, cuando ha sido la celebración Intermunicipal y de Nuevas Generaciones en Valladolid con Feijóo, entre grandes vapores alcohólicos aunque tomaran Mahou O,O. Los de Feijóo sonríen porque piensan que lo tienen, el Poder, queremos decir, que lo tienen a huevo, lo ven más fácil que caiga un meteorito sobre la península, aunque nunca se saben las cosas, y menos las astrales. El caso es que Feijóo con Mañueco, andan muy ufanos por los pueblos y los campos de España tomando vinos y cervezas y disfrutando del maravilloso paisaje que, en plan naturaleza, tiene el país y removiendo conciencias de potenciales votantes que han votado al psoe y que quiere sobre todo el gallego, con su cuadrilla, que voten ahora a la derecha.
No es nada extraño en nuestro país, estamos acostumbrados a ver elefantes volando, puede suceder lo más inopinado. Pero los del PSOE no son tontos. Frente a la victoria del PP oponen su voluntad y su estrategia de que el partido salga ganando en las próximas elecciones. Desde luego que el PP de Feijóo no va a realizar en ningún congreso que celebrara su aprobación por las leyes de género ni mucho menos por si el acrónimo LGTBI lleva o no lleva al final una Q de Queer, que es lo que se plantean, entre otras cuestiones, los de Sánchez. Hay que decir que esto es peccata minuta en cualquier congreso frente a la ferocidad que toma la derecha hasta el más allá de la derecha, porque están muy ufanos con dominar el panorama político en un futuro no muy lejano. Por desear se puede desear lo que sea, que el partido mayoritario de la derecha en España se está riendo de toda España, aunque le dé por hacer cosas innombrables. ¿Feijóo ve posibilidades de gobierno o alucina? ¿Qué es lo que le pasa?
El Congreso del PSOE ha sido modosito. El gran ataque, el del poder judicial ha parecido que se podía exorcizar, con solo tenerlo en cuenta. En cierto modo no había que dejarlo de lado, aunque lo que no deben saber los de Sánchez es que esos jueces metomentodo andan pero que muy ofuscados con el peligro de la izquierda para sus privilegios y que son capaces, en comandita con el pp de cualquier cosa, hasta de hacerles la burla a las autoridades.
Parece ser que la clase política, actualmente es una órbita de la cual solo entienden los políticos, que es lo que quieren que suceda así las derechas. Las izquierdas se lo toman un poco de manera cómoda y como si el sistema fuera a funcionar indefinidamente, lo que no olvidaremos es que hay tres caracteres en esto de la política en España (no digamos ya en Francia, donde Macron está rozándose con la ultraderecha) y que son primero la ley de Murphy, segundo que los derechosos se aferran bastante bien a la disciplina de sus partidos y más teniendo en cuenta que ahora les dejan oportunidades de acudir a elecciones como mansas ovejitas, y tercero que las izquierdas hace tiempo que para asuntos diversos del funcionamiento de la administración andan un poco inhábiles o, lo que es lo mismo, que ahora no es un simple juego entre partidos y que es, por el contrario, un partido de fútbol por sistemas, y las hinchadas hacen mucho en todo ello, como por ahora está haciendo Feijóo con su hinchada de “populares” que, al menos, es lo que sale en la tele o en los medios (y ya tenemos advertencias de este fenómeno) y es lo que termina, desgraciadamente mandando, no la voluntad ciudadana.
Fdo: Juana Largo