Ir hacia donde sale el sol
Juana Largo describe en este artículo de opinión su mundo de creencias y su causa honrada por conducirse por esta sociedad globalizada, donde se han sucedido, y se suceden, las tendencias.
Rey de urbanismo
Ir hacia donde sale el sol
Nunca, ni con fórceps, me ha gustado ese occidente particular donde, precisamente eso, son tan particulares y donde Sigmund Freud pudo hacer y acertar su apuesta sobre las neurosis, ni las películas del Oeste, que siempre he odiado, ni las películas de policías, ni las de marcianos, ni las de existencialistas a tope donde se dirimía la soledad humana en tragedias modernas que no tenían nada que ver con nosotros, ni las películas de nueva onda de un supuesto humor que dejaba mucho que desear, ni las de monstruos o de Supermán o todo eso, en general, ese mundo hiperbólico del individuo en soledad que siempre te dejaban con desesperanza.
Confieso que, en este campo, me gustaban más las de tiempos de Franco, que eran más sociables y cálidas, o las italianas, encantadoras, o incluso las francesas, etc., pero ese mundo frío, severo, gótico, congelador en que el mundo –según Max Weber-, que te hablaba del protestantismo, con su fe ciega no en la comunidad, sino en el individuo, que hizo que despertara Kierkegaard y después todo el existencialismo que hasta influyó en Sartre y que nos pegó durante años una buena tabarra y somanta de palos de conciencia, para desembocar en el neoliberalismo y en la continua insolidaridad, no me gustaba.
Nunca me ha gustado el mundillo social de New York o de Washington y ni siquiera al bueno de Hemingway con su competencia darwiniana, mucho menos a Faulkner, ¡para qué lo leería yo!, ni Steinbeck ni otros en su onda que, por escribir en inglés no eran más que los demás, ni mucho menos Shakespeare ni otros en su onda…, aunque me los haya tenido que estudiar, no los comparto, por mucho que la educación más esmerada nos hable de tal formación literaria en los individuos de este lado del Océano.
O el mundo era aburrido o era yo la aburrida. No pequemos de soberbia, pero tampoco pequemos de modestia, solo lo expongo como si este escrito fuera un simple like, ¡hasta de allí han venido los ordenadores con su lengua!... Tiene que ser solitaria a tope la cultura de los USA, hasta Patricia Highsmith dijo una vez que solo pensar en los USA le producía urticaria, por algo seria… Ese mundo ancho como el desierto, del mundo donde se creía en el capitalismo hasta de una parcela en Arizona, donde Wim Wenders hizo una memorable película, también de soledad existencial…, ese mundo donde los carros vuelan por los aires en las películas, donde se dan las tremendas tragedias colectivas como si no contaran las de otras partes del mundo, de donde viene un sentido muy especial del capitalismo el cual se ha desarrollado allí de una especial manera insolidaria y particular a tope donde hasta se miden los centímetros de tierra de los ranchos, donde no cabe la comunicación como si se diera una epidemia de autismo –con todos los respetos a los autismos-, donde existen esos personajes tan patéticos como las térfidas…
No puedo renunciar al conocimiento de ese mundo, aunque me parece que no va mucho con el sentido tradicional del resto del mundo.
Mucho menos con el de Europa. Y ahora me parece que llegaría la hora de la encrucijada en que la exhibicionista ultraderecha ha de votar o por Europa o por aquello otro, ahora es cuando en España haría falta el patriotismo verdadero, no el de boquilla, y les hablaría del espíritu legionario de tanta honra en España, en contra del pijismo, aunque todavía no sabemos si en todo este asunto se está dando una cita de la extrema derecha internacional en contra del sentido de la vieja Europa o España, o simplemente a favor de una especie de fascismo internacional que no respetaría ni el patriotismo de los españoles.
Nunca me gustó el sentido nietzscheano tipo Mussolini de ese movimiento, aunque les gustara a otros como si por aquí no tuviéramos nada. Nunca me gustó tampoco el sentido de acomplejamiento de inferioridad de lo que había sido un Imperio que condenó a otra señora que llamaban “La loca”, sin serlo.
En fin, que no votaría yo en unas supuestas elecciones a Presidente del Tal. Mucho menos cuando recuerdo el horrendo trato a Kennedy y a Martin Luther King. Porque este es mi Like y lo estoy usando ahora, y creo que tengo derecho a no vivir en el aburrimiento y en el tedio, defendiendo de paso una causa honrada.
Fdo: Juana Largo