Una depuración que llega mucho tiempo después
La depuración de las aguas residuales de la Cuenca Alta del Duero es uno de los proyectos que más ríos de tinta ha generado en Soria en los últimos años.
No en vano, el expediente de esta inversión se remonta al acuerdo de colaboración firmado entre los gobiernos central y autonómico en los prímeros años de la década de los noventa. Fue necesario esperar al final de la pasada legislatura, en el año 2004, para que el Gobierno licitase las obras de las cinco depuradoras, cuya construcción fue incluida posteriormente en el Plan de Actuaciones Específicas para Soria (PAES). La puesta en marcha esta semana, en periodo de prueba, de cuatro de las cinco depuradoras -a la espera de la conclusión de la de Molinos de Duero- debe servir para mejorar de forma significativa la calidad de las aguas del embalse de la Cuerda del Pozo, de las que se abastece más de la mitad de la población de la provincia. Corresponde ahora, por un lado, poner en marcha la explotación de estas depuradoras, para lo que será necesario unir esfuerzos y refuerzos a través de mancomunidades y el suficiente apoyo financiero de otras administraciones; y por otro, realizar la correspondiente labor de seguimiento, por parte de los organismos competentes, para comprobar su correcto funcionamiento, tal y como exige la normativa europea. El desarrollo sostenible por el que ha apostado y quiere seguir apostando la provincia, y sus autoridades, necesita de realidades. La garantia de un Duero limpio es una de sus prioridades. Confíamos que a la vuelta de unos meses, podamos decir que estamos en el buen camino.
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