SI SAN ANDRÉS OCUPA un lugar privilegiado en la devoción de la Iglesia
católica, no lo es menos la que demuestra cada cierto tiempo el alcalde
de la ciudad con la remodelación del complejo deportivo que lleva el
nombre de este hombre crucificado en Grecia y que es patrón de los
pescadores. La devoción por conocer -y dar a conocer a la sociedad a tres meses de las elecciones- la evolución de la reforma de este complejo deportivo está más que justificada, por más que la oposición denuncie su fotodependencia, porque estamos ante el proyecto de legislatura por excelencia, el que mayor inversión ha ejecutado, de la mano de un Plan E del Gobierno de España que trató por igual -los fondos se repartieron en función de la población- al Madrid de Gallardón que a la Soria de Mínguez. Pero no podemos conformarnos con el renovado San Andrés. Necesitamos más. Y sería bueno que los partidos se alejasen de la autocomplacencia y dedicasen la misma atención -o más si es posible- a proyectos que están llamados a impulsar el desarrollo de Soria, que se comprometían en los programas electorales de las últimas elecciones o en los planes específicos y siguen en el olvido, cuando no condenados al limbo. Ni que decir tiene que una legislatura más Soria es la única capital española sin conexión a las vías de alta capacidad, o que el AVE -que ha impulsado otras ciudades- está más lejos que nunca de la capital del Alto Duero. O que todavía le queda mucho para ser de una vez una ciudad de congresos, o contar con una nueva depuradora de residuales, o el Museo de la Ciudad, o el balneario urbano.