Cuando los resultados exigen cambios
Después de perder casi 2,5 millones de votos en las elecciones locales y autonómicas, el Partido Popular ha dado finalmente el paso para realizar cambios que respondan al mandato ciudadano y le permitan afrontar con mayores garantías de éxito las elecciones generales del próximo otoño.
La formación política más votada por los españoles, a pesar de la debacle, parece aplazar hasta 2016, cuando se convoque el Congreso Nacional a principios de enero, el debate interno del que debe surgir una nueva hoja de ruta y nuevos dirigentes para conducir al partido en los próximos años. Los resultados dicen que Soria ha dejado de ser ese granero de votos para la formación de centro derecha, que ha tocado suelo en sus resultados electorales, por primera vez superada por el PSOE, un balance en el que influyen muchos factores -por supuesto, la política de recortes del Gobierno de España- pero también exige de mayor autocrítica que la que hasta ahora se ha producido, sin una comparecencia pública todavía para realizar un balance serio de lo ocurrido. El PP de Soria necesita un nuevo liderazgo, que fomente la integración de las diferentes sensibilidades y evite la política de tierra quemada, pero también otras formas de hacer en el día a día con la sociedad, donde la comunicación tiene mucho que decir, como no puede ser de otra forma en la sociedad de la información y las nuevas tecnologías. Mientras los dirigentes provinciales sigan pensando que el problema es de los otros, la solución se seguirá aplazando y el problema se hará cada día más grave.