Cuando los partidos pierden la unidad
UN AÑO HA PASADO YA DESDE QUE el principal partido político de la
provincia cambiase sus órganos de dirección, en un congreso que abrió
heridas que tardarán en cicatrizar
La falta de lealtad de algunos protagonistas y el propio sistema electoral -a la americana- han dificultado en este tiempo las posibilidades de acercamiento entre las dos candidaturas, mientras la formación ha incentivado su acción política y ha mejorado resultados en las europeas con un cambio de tendencia que, en cualquier caso, habrá que ratificar en las más exigentes elecciones locales. Tras el pacto sin notario, el Partido Popular ha cambiado la estrategia política en el Ayuntamiento capitalino y ha manejado, a veces con más desacierto que fortuna, un doble mensaje, entre una oposición que quiere ser la primera en aportar y otra que también aspira a ser la más contundente a la hora de criticar. Queda todavía año y medio para la próxima cita electoral y los populares necesitan claramente mejorar su discurso político, además de encontrar un liderazgo que haga creíble ante los ciudadanos sus mensajes. Hoy por hoy, con esa oposición con los papeles repartidos y reforzados, más bien lo que se está transmitiendo es la acuciante falta de un timonel que conduzca el barco a buen puerto, acrecentándose la sensación de que los concejales están en tránsito, a la espera de una definición más clara de papeles y roles. El Partido Popular necesitaba nuevos aires pero nunca un vendaval, que necesita ahora de generosidad, talento y liderazgo para conseguir la ansiada unidad.
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