La biomasa es la fuente de energía más antigua en la historia de la
Humanidad y la que más potencial de desarrollo tiene en el futuro
inmediato en Castilla y León y Soria. No ya sólo porque la Comisión Europea haya señalado que tendrá un papel clave para conseguir que las fuentes renovables cubran en el año 2020 un 20 por ciento de la producción energética de la UE -hoy su empleo se sitúa en España en apenas un 3 por ciento, por debajo del promedio europeo-, sino por los propios recursos que atesora la provincia en sus montes y el tamaño de sus municipios, que hacen más factible su utilización. Por ello hay que animar a los partidos políticos y a las instituciones que sigan la estela abierta en Soria por la Ciudad del Medio Ambiente con el district heating -distribuidor de calor- y el ejemplo que se quiere implantar este próximo otoño en edificios municipales de Ólvega. La inestabilidad que vive el mundo árabe, que ha disparado el precio del suministro del combustible, debe servir para impulsar con mayor convicción esta energia alternativa, porque si queremos reducir nuestra factura energética no podemos quedarnos sólo en la reducción provisional de la velocidad máxima en carretera o el apagón selectivo del alumbrado de la red viaria. La explotación de la biomasa tiene además ventajas medioambientales significativas, como la recogida y limpieza de los montes -con la consiguiente reducción del peligro de incendios- y supone además incentivar el empleo en el deprimido medio rural; dos razones más para que Soria se ponga en vanguardia en esta alternativa energética.