Los abusos a menores se multiplican por cuatro
Los abusos sexuales a menores se han multiplicado por cuatro desde 2008 a 2020, según el estudio realizado por la Fundación ANAR.
El polen se dispara en más de media península
Tres de cada cuatro jóvenes, con Bachillerato o FP Básica
Con el objetivo de analizar y comprender el abuso sexual en la infancia y adolescencia en España, Fundación ANAR ha realizado el primer estudio que aborda la evolución de este silenciado problema en los últimos 11 años desde el punto de vista de las víctimas, y que arroja luz sobre asuntos como el perfil de éstas y de los agresores, las formas de abuso, las reacciones del entorno, los síntomas o las consecuencias, entre otros
Para ello, el Centro de Estudios de ANAR ha analizado un total de 89.808 llamadas sobre abuso sexual que fueron necesarias para atender los 6.183 casos ayudados por ANAR y utilizados en este estudio longitudinal que aborda los años de 2008 a 2019.
Entre los resultados que el estudio revela destacan el crecimiento exponencial de este grave problema y de fenómenos como las agresiones en grupo.
La tasa de crecimiento de los casos de abuso fue de un 300,4%, lo que indica que se han multiplicado por 4, pasando de 273 casos en 2008 a 1.093 casos en 2020.
Además, mientras que el incremento anual del número de casos fue de un 14,3% de media, en los últimos 5 años se ha disparado al 20,5%, aumentando especialmente los abusos a través de las tecnologías: Grooming (36,7% de crecimiento anual) y Sexting (25,0%).
Las víctimas son en su inmensa mayoría mujeres (78,3%), de las cuales el 59,1% son adolescentes de 13 a 18 años.
1 de cada 5 casos son varones, en su mayoría menores de 12 años (53,4%).
La mayoría de los abusos sexuales se produjeron de forma reiterada (69%).
Además de ser abusadas, las víctimas tuvieron que soportar violencia física o intimidación en el 53,6% de los casos.
El estudio revela que la violencia es mayor hacia las mujeres y sobre todo cuando llegan a ser adolescentes.
En cuanto a los tipos de abuso, la mayoría se concentran en: tocamientos obscenos hacia la víctima o hacia el agresor y abuso con penetración. Uno de cada 10 casos de penetración fue con violencia física.
En el 22% de los casos la tecnología estuvo implicada en el abuso, y el 1,6% había consumido algún tipo de droga.
El estudio muestra que los síntomas más frecuentes que las víctimas presentan son: cambios bruscos de ánimo, síntomas psicosomáticos, conocimientos sexuales no adecuados para su edad, conductas sexuales explícitas y agresividad.
¿Qué falla en el entorno?
En el 80,2% los abusos no dejan marcas o heridas.
“Las víctimas tienen gran dificultad para demostrar el abuso porque en muchos casos no hay señales físicas y por desgracia las reacciones del entorno no son de apoyo: niegan los hechos en el 37,8% de los casos, justifican o encubren al agresor en un 31,1%; se da negligencia o falta de reacción en un 23,9%; y, por último, culparon a la víctima en un 7,2%”, comenta la directora del Teléfono/Chat ANAR, Diana Díaz
Por todo ello, del 43,3% de los casos que mostró intención de denunciar, solo formalizaron denuncia el 10,6%. De ellos, el 18,2% se archivó judicialmente por falta de pruebas.
Perfil del agresor
Es un hombre, de la familia o del círculo de confianza, mayor de edad, que actúa en solitario y que abusa en la casa del menor de edad
El padre biológico sigue siendo el agresor principal en el 32% de los casos.
<Aumenta la proporción de parejas de la madre (1,7% en 2008 a 6,2% en 2018).
Disminuye adultos conocidos o de confianza (6,2% a un 1,6%).
Aumentan las agresiones en grupo ‘Manadas: víctima agredida por 2 o más personas, pasando de un 2,1% a un 10,5% en 2018.
Violencia de género: En la última década hay un crecimiento de los abusos cometidos por novios, parejas y exparejas de la víctima, que pasan de representar el 3,3% del total de los casos en 2008 al 6,3% en 2018.