43 millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda en el mundo
Acción contra el Hambre ha presentado, en el Día Mundial de la Infancia que se celebra este 20 de noviembre, su nuevo informe Desnutrición Infantil 2025, en el que advierte que millones de niños siguen atrapados en un ciclo de hambre y pobreza que compromete su futuro y el desarrollo de sus países.
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A nivel global, se estima que casi 43 millones de menores de cinco años padecieron desnutrición aguda el año pasado.
A pesar de décadas de avances, la desnutrición infantil continúa siendo una de las crisis más invisibles y menos financiadas de la agenda internacional.
El mundo se encuentra lejos de cumplir los objetivos de nutrición infantil acordados por la OMS para 2030.
La desnutrición infantil no solo amenaza la supervivencia inmediata de la infancia, sino que también limita sus oportunidades futuras y perpetúa un ciclo de pobreza que se transmite de generación en generación. “La desnutrición infantil es una pesada hipoteca de futuro para las nuevas generaciones.
Amputando su potencial de crecimiento y desarrollo, los desnutridos de hoy serán los pobres de mañana”, ha apuntado el director de I+D+i en Acción contra el Hambre, Amador Gómez Arriba.
El 70 por ciento de los menores de 5 años afectados por emaciación (la forma de desnutrición más inmediata y mortífera) viven en Asia.
Más de una cuarta parte, es decir, el 27 por ciento, viven en África, la única región donde el número de niños y niñas con retraso del crecimiento ha crecido significativamente en los últimos años.
El informe revela también que los conflictos armados agravan de manera alarmante la situación: la violencia desplaza a millones de familias, bloquea mercados y dificulta el acceso a alimentos y servicios de salud.
En Sudán, por ejemplo, más de 30 millones de personas necesitan ayuda urgente y tres millones y medio de menores de cinco años sufrieron desnutrición aguda el año pasado.
“He visto mercados vacíos, hospitales colapsados y familias que sobreviven a base de raíces y hojas. Pero también he visto resiliencia: madres que luchan por sus hijos y comunidades que no se rinden. Nuestro deber es no darles la espalda”, ha afirmado el director de Acción contra el Hambre en Sudán, Samy Guessabi.
Cuáles son las secuelas de la desnutrición
Las secuelas de la desnutrición son devastadoras: comprometen el desarrollo cerebral, reducen las capacidades cognitivas y el rendimiento escolar, y aumentan el riesgo de mortalidad infantil hasta once veces en casos de desnutrición aguda severa. Estas consecuencias limitan las oportunidades de las nuevas generaciones y frenan el desarrollo socioeconómico de los países.
A ello se suma la insuficiencia de financiación humanitaria.
El déficit mundial de recursos para combatir el hambre alcanzó el 65 por ciento en los países más necesitados en 2023, y los recortes recientes amenazan con revertir décadas de avances.
“Si las ONG no estamos sobre el terreno, ni siquiera se podrían prever las problemáticas”, ha advertido Antonio Vargas Brizuela, responsable del departamento de Salud y Nutrición de Acción contra el Hambre.