TRIBUNA / Guerra Santa, Santa Guerra
Ángel Coronado incide en este artículo de opinión sobre los peligros que acechan a los mayores en la ciudad y en el que existe en el cruce de la carretera autonómica que comunica Almazán con El Burgo de Osma, en el cruce de Berlanga de Duero.
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TRIBUNA / Guerra Santa, Santa Guerra
Que la guerra justa no existe, decimos, es una cuestión de principio. Y es curioso que a una cuestión tan principal, como si de hecho existiese santidad en alguna guerra, se la bautice con el extraño y llamativo nombre de “oxímoron”. Es como si ante una situación de peligro, por ejemplo ante una curva cerrada justo al final de un tramo de carretera rápida llano y recto, de autopista por ejemplo, se avisase con: ¡OXÍMORON!. De forma inmediata se aprendería su significado, pero nadie saldría con vida del lance, con lo cual de nada servirían ni aviso ni aprendizaje. Las autoridades encargadas del tráfico nunca transitarían por allí, porque de lo contrario, la humanidad desaparecería poco a poco, o se irían acondicionando refugios, también poco a poco, desprovistos de tráfico. Pura ciencia ficción, aunque atisbos de lo mismo ya tenemos. Por ejemplo en Soria.
Muchos saldrían con vida del lance, aunque muchos del resto de los “Fittipaldi”, ilesos de momento, morirían luego luchando en la guerra santa. Y como a todos los cerdos les llega su San Martín y a todas las hojas de los árboles de las zonas templadas del mundo les llega su otoño y si alguno quedase por la zona del Amazonas o el Congo les habrá de llegar su hora de viejos o por cualquier santa guerra, se van acondicionando refugios.
Ciencia ficción, pero no pura. Hay ciudades como Soria, decíamos, en las que junto a enormes autobuses que no caben por las calles, se están habilitando a toda leche kilómetros y kilómetros de carriles bici resilientes, intentando recuperar un estado antiguo y virginal, pacífico, sin el anhelado y a la vez temido “oxímoron” (la voz “oxímoron” carece de plural, cosa de la que no carece ni “Dios”, que admite sin rechistar su correspondiente número) .
Una bicicleta te puede atropellar y hacerte mucho daño, pero es difícil que te mate. Nunca se organizaría ninguna cruzada ni guerra santa por que un chino budista, musulmán, incluso ateo, visitase la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. Nunca una bicicleta pudo ser peligrosa hasta el extremo de merecer en su contra ninguna cruzada, guerra santa, , cuidado, peligro, ¡Oxímoron!.
Y ya está bien, porque todos tenemos nuestras correspondientes vísceras, nuestro hígado, riñones, páncreas y corazón. Y nuestra particular contienda, que sin llegar a guerra ni a santa, decimos batallita. Una batallita civil se diría, por ser una muy principal que se libra dentro de las murallas de nuestra ciudadela (con la elevación de sus murallas, Soria, descendió de ciudad a ciudadela), y también otra provincial, decimos, por librarse fuera, pero que siendo ambas hijas de diferentes padres y madres, son sin embargo como hermanas gemelas. En ambas se juega con la seguridad de la vida de diferentes animales, pero también de personas.
En la primera se trata de sorianitos que jugando justo al tiempo de que justo al punto y no pasando de la estatura crítica de un metro de altura (tres, cuatro, cinco años nos dice la Wiki), unos persigan, jugando y corriendo, a otros. En la segunda se trata de sorianos ya mayores que circulando justo al tiempo por una carretera unos, y otros por otra, esas carreteras se cruzen.
En la primera se trata justo en el punto de la fuente juguetona que brota del suelo en el espacio denominado “Rincón de Bécquer”. En la segunda se trata justo en el punto en el que las carreteras CL-116 y SO-100, justo al pie de Berlanga de Duero, se cruzan.
En la primera, fuente juguetona, todavía y a Dios gracias, todo inédito en el tipo de noticia que ahora interesa. La segunda se nos viene a la memoria en función de la visita que Junta y Ayuntamiento acuerdan hacer a Berlanga para su mejora, según se nos dice en El Mirón. Siempre que pasamos por allí, además, recordamos un hecho luctuoso y a Don Juan Sala de Pablo. Acudimos a la Wiki. Citamos;
“Sala de Pablo, Juan. Zaragoza, 26.VI. 1.912- Berlanga de Duero (Soria), 24.V.2004. Médico, investigador, académico y político.”
Y añadimos: ese día, el Doctor Sala de Pablo, presidente casi eterno de la Diputación de Soria, dirigiéndose posiblemente desde Berlanga de Duero a Soria capital o vaya usted a saber si al revés, pero en todo caso en ese cruce concreto, perdió la vida sin más.
¿Sin más?
Sin más acerca de la segunda, decimos, la de Berlanga. Con más acerca de la primera, la de Soria.
¿Con qué más?
Con lo de la fuente juguetona instalada en el “Rincón de Bécquer” que no vamos a repetir pero nos vamos a remitir a lo dicho en este medio el día 11/05/2023 bajo el título de “El tullido, la fuente y el niño juguetón.” Sin más.
¿Otra vez sin más?
Sin más. Por ahora sin más, pero a la primera que se presente, y que Dios no lo quiera, sea como la de Berlanga, sería con más.
¡Venga ya! pensamos que dice nuestro alcalde (el peligro de la fuente sigue igual). ¡Dejad que los niños corran alocados!, dice la fuente. Y ¡allá vamos! dicen los niños corriendo, jugando. Sin más. Y entre todos decimos: ¡Valientes! ¡Temerarios! ¡Atrevidos!
Allá que me voy a Berlanga, dijo ese día (24/05/2004) Don Juan Sala de Pablo. Allá que nos vamos a arreglar Berlanga, dijeron otro día Junta – Ayuntamiento. Lean en El Mirón el artículo titulado “Reunión Junta- Ayuntamiento para mejora de Berlanga” del día miércoles, 20 de Septiembre de 2023. ¡Valientes! ¡Temerarios! ¡Atrevidos!
Fdo. Ángel Coronado