Cuatro piezas del mes en el Numantino
El Museo Numantino ha programado las piezas de mes, desde febrero a mayo.
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La ‘Pieza del mes’ de febrero es la Estela-Menhir de Villar del Ala, un gran bloque prismático de arenisca de 2,5 metros de altura en el que se esculpió en bajo relieve una figura humana. En su parte alta se observa la cabeza y el rostro bien diferenciado con los arcos superciliares, ojos y nariz.
Bajo la cabeza se esboza el cuello con un pequeño cuadrado y la línea de los hombros que se proyecta por los laterales del bloque para volver a confluir en la cara posterior, aportando una clara concepción tridimensional a la pieza.
Finalmente, en la cintura de la figura puede verse un puñal e, inmediatamente debajo de él, una forma trapezoidal que se ha interpretado como un faldellín. Estudios recientes sitúan esta pieza en el Bronce Antiguo entre los años 2200 y 1700 a.C.
En marzo la pieza seleccionada es la estela funeraria procedente de Langa de Duero, fechada de los siglos II-I antes de Cristo y descubierta en 1928 en el paraje de La Cuesta del Moro de esta localidad. En ella, como una inscripción sepulcral escrita en celtibérico, se lee un nombre: “Rectugenus”.
Lo escaso de las inscripciones en piedra, en lengua celtibérica, aporta un extraordinario valor a esta pieza, que ofrece importantes datos para el conocimiento de la lengua y la escritura celtibérica así como sobre su contexto cultural.
En el mes de abril los protagonistas son tres miliarios, de los siglos I-II después de Cristo. Son hitos que señalizaban las vías romanas indicando quién ordenó su construcción o reparación así como la información de las distancias entre lugares, cruce de caminos o mansiones (lugares de descanso y sustitución de caballerías).
Estas tres piezas proceden de Matalebreras y Muro de Ágreda, ambos completos, y de Calderuela, este incompleto. Los tres estuvieron situados junto a la vía romana Item Ab Asturica per Cantabriam Caesaraugustam, que vertebraba la Meseta Norte.
En mayo la atención se dirige al epitafio cristiano de Vildé. Una interesantísima pieza del siglo V-VI después de Cristo, testigo de un mundo poco conocido a nivel arqueológico y documental en la provincia de Soria. Es la primera y única referencia a la fundación de una iglesia en fechas tan tempranas.
Reaprovechada como dintel de una ventana, la interpretación de la inscripción que se ha conservado permite reflexionar sobre la existencia de edificios de culto en este período y sobre la cristianización de personajes muy significativos, pertenecientes a la aristocracia, así como su papel de mecenazgo en la construcción de iglesias.
