La Junta intensifica sus medidas preventivas para evitar los riesgos del verano
La Junta de Castilla y León, en el marco de sus competencias en Salud Pública, desarrolla un intenso trabajo en materia de vigilancia, control e inspección alimentaria y ambiental, con el objetivo de mantener el más adecuado y efectivo nivel de protección para la salud de los ciudadanos.
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Con este fin, la Consejería de Sanidad despliega a lo largo de todo el año ese esfuerzo para proteger la salud de las personas a través de la continua evaluación, gestión y comunicación de riesgos; para fomentar y promocionar la adopción de hábitos de vida saludables; y para prevenir enfermedades, especialmente a través de las vacunaciones sistemáticas, ya sean en adultos o en población infantil.
Esta labor es esencial en la protección de la salud individual y en la prevención de problemas sanitarios colectivos y su importancia es cada vez más relevante, ya que no sólo evita problemas a los ciudadanos, sino porque un mayor fomento de la salud y una disminución de enfermedades tiene repercusión en términos sanitarios y económicos al provocar una menor presión asistencial y una mejor optimización de recursos, favoreciendo así la sostenibilidad del sistema.
Coincidiendo con la llegada de los meses de verano y de las altas temperaturas, la Junta intensifica aún más estas intervenciones ampliando los ámbitos de actuación, con el objetivo de dar respuesta a las circunstancias y características propias del periodo estival y de las actividades más habituales en estas fechas, medidas contempladas en el Plan Estival 2019.
Toda la información de interés para el ciudadano puede consultarse en el portal de Sanidad de la Junta de Castilla y León (www.saludcastillayleon.es).
La Dirección General de Salud Pública, por medio del Servicio Territorial de Sanidad, lleva a cabo una mayor actividad de vigilancia, control e inspección alimentaria y ambiental durante la temporada estival, contemplando intervenciones a cargo de los veterinarios, los farmacéuticos y otros profesionales sanitarios.
Esta planificación integral no sólo contempla la vigilancia, el control y la inspección, sino que también pone el acento en la información, la formación y el compromiso de todos, ya sean ciudadanos o profesionales de distintos sectores, con la salud pública y la reducción de riesgos alimentarios y ambientales.
Altas temperatura
La Junta de Castilla y León, que dispone desde 2004 de una ‘Guía de respuesta ante el riesgo de olas de calor’, recuerda a los ciudadanos la importancia de adoptar medidas preventivas frente a las altas temperaturas y a posibles golpes de calor. Conocer la previsión meteorológica permite prevenir sus efectos negativos y la Consejería de Sanidad ha elaborado una serie de recomendaciones, que deben ser especialmente observadas por la población en riesgo.
En este sentido, deben protegerse especialmente del calor las personas mayores, aquellos que padezcan alguna discapacidad y los niños menores de cinco años, así como las personas con enfermedades crónicas (hipertensión diabetes, cardiopatía, obesidad o alcoholismo, entre otras), las que tomen habitualmente alguna medicación y aquellas que realizan trabajos físicos intensos o deporte al aire libre cuando hay temperaturas elevadas.
Las principales repercusiones negativas en la salud de un excesivo calor son los calambres, ocasionados por la pérdida de sales; un agotamiento generalizado acompañado de malestar general, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y sed intensa; la deshidratación, con decaimiento y sensación de postración, y el golpe de calor, que se manifiesta con náuseas, vómitos, dolor de cabeza, piel caliente y enrojecida, aumento de la temperatura corporal por encima de 40ºC, inestabilidad al andar o mareos, pudiendo llegar a tener convulsiones y coma.
El impacto de la exposición al calor excesivo está influido por el envejecimiento fisiológico y las enfermedades subyacentes.
Normalmente un individuo sano tolera una variación de su temperatura interna de aproximadamente 3ºC sin que sus condiciones físicas y mentales se alteren de forma importante.
A partir de 37ºC se produce una reacción fisiológica de defensa.
Las personas mayores y los niños muy pequeños son más sensibles a estos cambios de temperatura. Los primeros tienen reducida la sensación de calor y por lo tanto la capacidad de protegerse, existiendo un paralelismo entre la disminución de la percepción de sed y la percepción del calor, especialmente cuando sufren enfermedades neurodegenerativas. A ello se suma la termólisis reducida del anciano (numerosas glándulas sudoríparas están fibrosadas y la capacidad de vasodilatación capilar disminuida). La capacidad de termólisis menor ocurre también en la diabetes y las enfermedades neurodegenerativas.
Toxiinfecciones alimentarias
Directamente relacionadas con el calor, pero también con las buenas prácticas en la manipulación de los alimentos, Sanidad recuerda la importancia de prevenir toxiinfecciones alimentarias.
Aunque todas las recomendaciones para prevenir estas toxiinfecciones están disponibles en el portal de Sanidad, las diez acciones preventivas básicas en este ámbito son: consumir siempre agua potable; utilizar materias primas acreditadas sanitariamente; mantener los alimentos fuera del alcance de insectos y roedores; separar los alimentos crudos de los cocinados; cuidar de la correcta higiene tanto de los manipuladores como de los utensilios a usar y las superficies; cocinar correctamente los alimentos; mantener las temperaturas adecuadas para cada alimento; calentar suficientemente los alimentos; consumirlos una vez cocinados o recalentados; y no consumir alimentos perecederos expuestos a temperaturas ambiente.
Aunque el ‘riesgo 0’ no existe, se puede limitar enormemente las posibilidades de verse afectado si se extreman las precauciones y se siguen las buenas prácticas tanto en establecimientos públicos como en los propios hogares.
En la provincia de Soria, en el año 2018 no se declaró ningún brote de salmonella.
En ese periodo, los Servicios Oficiales de Salud Pública de Soria realizaron 5.965 actuaciones en relación con el Programa de Vigilancia y Control en Industrias y Establecimientos Alimentarios.
La Junta desarrolla el Plan de prevención de la legionelosis en Castilla y León con el objetivo de prevenir su aparición, que puede presentar casos esporádicos o en forma de brotes afectando mayoritariamente a personas de edad avanzada con enfermedades respiratorias crónicas y fumadoras. En el año 2018 no se detectó ningún caso de legionela en Soria.
Para prevenir esta enfermedad, el Servicio Territorial de Sanidad cuenta con un censo de instalaciones de mayor peligro, como son torres de refrigeración, condensadores evaporativos e instalaciones similares.
En 2018 se realizaron 13 inspecciones de torres y condensadores, 82 inspecciones en establecimientos con instalaciones de riesgo de legionelosis y 18 controles analíticos de legionela en torres de refrigeración y 27 en agua sanitaria.
Actividades al aire libre
La actividad de vigilancia, control e inspección de Sanidad tiene otro de sus escenarios en las aguas de zonas de baño declaradas y piscinas, ya sean estas de titularidad pública o privada.
La provincia de Soria cuenta con cuatro zonas de aguas baño, según el censo oficial de Castilla y León elaborado por la Consejería de Sanidad: tres en el embalse de la Cuerda del Pozo, en los términos municipales de Soria (con dos puntos de muestreo, en Las Cabañas y en Playa Pita), Vinuesa (El Bardo – base náutica) y Cidones (Playa Gamella. Herreros), y en el río Duero a su paso por San Esteban de Gormaz (La Rambla). Según las muestras iniciales realizadas hasta la fecha, la calidad de las aguas de todas estas zonas es apta para el baño.
El control y vigilancia de estas aguas lo realiza el Servicio Territorial de Sanidad, cuyos técnicos toman muestras para su análisis y determinación de la aptitud. Los resultados son comunicados a los ayuntamientos para que se informe a los bañistas a través de la cartelería instalada en cada una de las zonas de baño censadas. Sanidad prevé desarrollar inspecciones periódicas en cada una de estas zonas, estimándose que se analizarán unas 45 muestras, como el pasado año, en los meses de junio, julio, agosto y septiembre
El lugar donde se efectúa la toma de muestras para el control de la calidad de las aguas de baño es aquel en el que se prevea mayor presencia de bañistas, teniendo en cuenta el mayor riesgo de contaminación según el perfil de las aguas de baño.
En el Portal de Salud de Castilla y León (www.saludcastillayleon.es/ciudadanos/es/zonasdebano) se pueden consultar los mapas de aptitud, que se actualizan semanalmente, de todas las zonas de aguas de baño del censo oficial para esta temporada en la Comunidad de Castilla y León, así como consejos para los usuarios.
El otro ámbito de intervención de los servicios oficiales de la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad, en relación con el disfrute y el ocio en aguas de recreo, es el del control de las piscinas, cuyo censo actual en Soria es de 43 al aire libre, 37 de ellas de titularidad municipal (Anexo), y seis municipales cubiertas (tres en la capital y una en Ólvega, Almazán y El Burgo de Osma). En estas instalaciones se realizan controles periódicos y analíticas continuas para comprobar el cumplimiento de sus condiciones higiénico-sanitarias. En 2018 se hicieron 218 controles.
Otra de las esferas de intervención, directamente relacionadas con la actividad al aire libre, se refiere al control sanitario de campamentos. En este sentido, Sanidad prevé la realización de inspecciones antes y durante el funcionamiento de estas instalaciones, labor en la que se tendrá en cuenta la ubicación del campamento, el número de asistentes, las condiciones de elaboración de las comidas, y las condiciones de piscinas y aguas de recreo si las hubiere, entre otras. En Soria el año pasado se realizaron 30 visitas de inspección a campamentos con instalaciones no permanentes.
En relación a las actividades al aire libre, Sanidad quiere recordar la importancia del auto-cuidado y la adopción de medidas preventivas en relación con la exposición a vectores y al sol, respectivamente. En cuanto a la exposición a vectores -es decir, mosquitos, garrapatas u otros insectos-, hay que recordar la necesidad de vestir ropas adecuadas y usar repelentes. En el caso de las garrapatas, desde Sanidad se insiste en la necesidad de acudir al médico para retirarlas de la piel y no arrancarlas personalmente. En 2018 desde Soria se enviaron al laboratorio de referencia para su análisis y estudio de patógenos 156 garrapatas que fueron quitadas de pacientes que acudieron a los servicios sanitarios.
Por último, Sanidad incide en la necesidad de tomar el sol de forma moderada y controlada, con protección y evitando las horas centrales del día.
Plan de vacunaciones internacionales
El tercero de los grandes ámbitos de intervención en salud pública previstos por Sanidad para este verano es el referido a los viajeros.
En el Centro de Vacunación Internacional, ubicado en el Servicio Territorial de Sanidad, los viajeros que van a salir a destinos en los que es necesario la aplicación de medidas sanitarias preventivas reciben información al respecto y las vacunas y los tratamientos obligatorios y necesarios.
Por ello, la recomendación de Sanidad es que antes de planificar un viaje de este tipo se acuda a este centro para conocer, adecuadamente, las necesidades sanitarias y acceder a las vacunas precisas
En 2018, el Centro de Vacunación Internacional de Soria atendió a 1.026 viajeros, se aplicaron 1.226 dosis vacunales y se recomendaron 386 tratamientos de quimioprofilaxis antipalúdica. Los países de destino que necesitan este tipo de atenciones con mayor número de viajeros sorianos en el último año fueron: Tailandia, Ecuador, India, Vietnam y Perú.