Joseph Albo, un sabio judío vecino de Soria
Marisol Encinas, miembro del Centro de Estudios Sorianos, ha ofrecido una charla en el parador nacional Antonio Machado sobre el sabio judío Joseph Albo.
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Albo fue un sabio judío, experto en Talmud, conocido principalmente como autor del trabajo sobre los fundamentos del judaísmo Sepher Hikarim y que fue vecino de Soria.
Encinas ha señalado que Albo fue un judío aragonés que terminó residiendo en Soria.
En su charla ha explicado el contexto en el que se desarrolló en Soria su trabajo.
El asentamiento judío en Soria se situó en las laderas del castillo.
Albo destacó por su labor filosófica e intelectual, participando en la Disputa de Tortosa, un conflicto muy importante de la época.
Albo fue un personaje fundamental para comprender la evolución del pensamiento en la comunidad judía hispana.
La época dorada del judaísmo había terminado y Albo no podía ni pretendía compararse con los grandes maestros: Maimónides, Crescas o Simón Duran, de los que, sin duda, su obra conocida se alimenta.
Cuando todo indicaba que el judaísmo iba a desaparecer bajo la oleada de conversiones masivas y la emigración tras las matanzas de 1391, Albo emergió como una roca firme a la que asirse los restos de la comunidad judía peninsular.
Jerónimo de Santa Fe logró convencer al papa Benedicto XIII de convocar una gran catequesis en Tortosa, que se conoce tradicionalmente como la Disputa de Tortosa, celebrada entre 1413 y 1414.
Las comunidades judías de la Península no contaban ya entonces con los grandes oradores, ni con los líderes espirituales que como Nahmanides habían defendido el judaísmo siglos atrás en Barcelona, capaces de proteger a las aljamas del desaliento espiritual al que habían llegado y evitar la difusión de la escolástica y la influencia continua de los conversos, que actuaban como catalizador contra la propia comunidad judía.
Albo, al frente de un pequeño grupo de rabinos fue el encargado, desde una enorme humildad, de representar el papel de defensor del judaísmo y, en lugar de hacer frente a los discursos brillantes y en algunos casos demoledores de los escolásticos que intervienen en la Disputa, se empeñó en actuar con unos métodos didácticos, con los que trató de demostrar que lo importante en el judaísmo no es la esperanza mesiánica, sino el cumplimiento de la Ley, hubiera o no venido el Mesías.