El Domund, un día para celebrar la tarea misionera de la Iglesia
El Administrador diocesano en Sede Vacante, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, dedica su carta del próximo domingo al Día del Domund. En su carta dominical, recuerda que éste es la campaña más importante de sensibilización sobre la tarea misionera de la Iglesia. Y subraya que, siguiendo las palabras de Papa Francisco, todos los pueblos y culturas tienen derecho a recibir el mensaje de la salvación.
Jornada sobre las ayudas disponibles al fomento de la I+D+i para empresas
El jazz de Kike Perdomo Quartet llega a Soria
Domund
Con el lema “Sal de tu tierra” se celebra hoy, 23 de octubre, el DOMUND, la campaña más importante de sensibilización sobre la tarea misionera de la Iglesia. Su objetivo es recordar, rezar, homenajear y ayudar a la actividad misionera que lleva a cabo la Iglesia Católica. Se quiere recordar el sacrificio y la renuncia que muchos hombres y mujeres hacen para llevar al mundo entero la luz y la alegría de la fe. Con esta Jornada eclesial, que este año llega a su 90º aniversario, se anima a todos a salir e ir al encuentro de los demás para anunciarles el Evangelio.
Con este motivo el Papa Francisco ha publicado un mensaje en el que afirma que “la Iglesia se interesa por los que no conocen el Evangelio, porque quiere que todos se salven y experimenten el amor del Señor”.
Recuerda el Pontífice que la nuestra es una Iglesia “en salida” a través de sus discípulos misioneros, cada uno de los cuales pone sus talentos a disposición de todos, y se centra en explicar en qué consiste la misericordia de Dios: “La misericordia hace que el corazón del Padre sienta una profunda alegría cada vez que encuentra a una criatura humana; desde el principio, Él se dirige también con amor a los más frágiles, porque su grandeza y su poder se ponen de manifiesto precisamente en su capacidad de identificarse con los pequeños, los descartados, los oprimidos (cf. Dt 4,31; Sal 86,15; 103,8; 111,4). Él es el Dios bondadoso, atento, fiel; se acerca a quien pasa necesidad para estar cerca de todos, especialmente de los pobres; se implica con ternura en la realidad humana del mismo modo que lo haría un padre y una madre con sus hijos (cf. Jer 31,20)”.
Y el signo elocuente del amor materno de Dios, según Francisco, es una creciente presencia femenina en el mundo misionero. Son muchas hoy, recuerda el Papa, las mujeres laicas o consagradas, pero también las familias, que realizan su propia vocación misionera anunciando el Evangelio o a través del servicio de la caridad.
Y “las mujeres y las familias comprenden mejor a menudo los problemas de la gente y saben afrontarlos de una manera adecuada y a veces inédita”; se convierten así en las mejoras constructoras de armonía, paz, solidaridad, diálogo, colaboración y fraternidad en las relaciones interpersonales, en la vida social y en el cuidado de los pobres.
Hacer de la propia vida un don gratuito aprendiendo a amar como el Señor nos ama, escribe el Papa, nos ayuda a ser cada día más misericordiosos, pues es éste un objetivo que se alcanza acogiendo y siguiendo las enseñanzas de Jesús, el Hijo de Dios en el que la misericordia encuentra su más alta manifestación.
Finalmente, el Papa subraya que “todos los pueblos y culturas tienen el derecho a recibir el mensaje de salvación, que es don de Dios para todos”. El Evangelio del perdón y de la misericordia aporta a quien lo vive alegría y reconciliación, justicia y paz. “En muchos lugares, la evangelización comienza con la actividad educativa, a la que el trabajo misionero le dedica esfuerzo y tiempo, como el viñador misericordioso del Evangelio (cf. Lc 13,7-9; Jn 15,1)”, y recuerda Francisco que aunque la fe es un don de Dios y no fruto del proselitismo, sólo “crece gracias a la fe y a la caridad de los evangelizadores que son testigos de Cristo”.
En esta Jornada de tanta raigambre en el corazón de los católicos sintamos la responsabilidad compartida en la tarea evangelizadora y la invitación permanente a amar y apoyar la causa misionera.
Gabriel-Ángel Rodríguez Millar, Administrador diocesano en sede vacante