Celebrada la vista por el bar del centro social de Muriel Viejo
El juzgado contencioso-administrativo de Soria ha dejado hoy visto para sentencia el juicio por la denuncia presentada por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social contra el centro social de Muriel Viejo, por tener una persona atendiendo el bar sin estar dado de alta.
La Inspección de Trabajo y Seguridad Social se personó hace un año en el centro social de este pueblo pinariego tras recibir una denuncia de una persona que puso en conocimiento que había un vecino que atendía el bar y no estaba dado de alta.
La posible sanción, a la que tendría que hacer frente una asociación, asciende a 17.000 euros.
El presidente de la asociación cultural San Roque, de Muriel Viejo, Rafael Álvarez, ha defendido hoy ante la jueza que el bar no es un negocio, "en un pueblo de 40 habitantes", sino un centro social que sirve para facilitar un lugar de reunión y convivencia de los vecinos.
Además ha resaltado que el presupuesto anual de ingresos de la asociación es de 2.500 a 3.000 euros, con cuotas de 10 euros de los 150 socios y venta de lotería de Navidad con recargo y rifas.
Álvarez ha recordado que desde que esta la asociación en marcha siempre ha sido un socio el que se ha ofrecido voluntariamente para "atender" el bar y abrirlo unas determinadas horas.
Además ha reconocido su enfado por la situación de despoblación que sufre Muriel Viejo, como muchos pueblos de la provincia, y la presentación de esta denuncia que afecta a un local que sirve como lugar de reunión y convivencia de los pocos vecinos que quedan en el pueblo.
"Hay que sensibilizarse con el mundo rural. No tenían que tirarnos piedras", ha señalado.
En la vista oral, la persona que se encarga de atender al bar ha reconocido que lo hace de forma voluntaria y que ha recibido alguna gratificación por su trabajo -200 a 300 euros- durante el verano, la época en la que el pueblo tiene más población.