Acebo y Belén viviente para anunciar Navidad en Oncala
Oncala ha vuelto estas tarde a dar un año más el pistoletazo de salida de las fiestas navideñas, con la celebración de la décimo cuarta edición de la feria del Acebo y la recreación del Belén viviente, que ha atraído a más de tres mil personas.
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Los visitantes han abarrotado el pueblo, con apenas una veintena de vecinos en invierno, para adquirir sus compras de alimentos, dulces y adornos tradicionales navideños, con el acebo como protagonista, y el recorrido por las casas de Oncala, abiertas de nuevo para acoger la recreación de oficios tradicionales que dieron vida al pueblo hace medio siglo.
La agente de desarrollo local de la Mancomunidad de Tierras Altas, Raquel Soria, ha resaltado a que estas convocatorias son posibles gracias a la implicación de los hijos del pueblo y de la comarca de Tierras Altas, la más despoblada de la provincia más despoblada de España.
Soria ha subrayado que el objetivo del Belén viviente y de la propia feria de acebo no es otro que promocionar esta comarca soriana.
Una de las estampas donde los visitantes más se han detenido ha sido la del trasnocho, una vieja tradición merinera en la que las mujeres pasaban largas horas nocturnas tejiendo ropa, a la luz de las velas, y hablando, para hacer más corto el invierno, a la espera del regreso de sus maridos trashumantes desde las tierras más cálidas del sur.
Carpinteros, pastores, barberos, lavanderas, panaderos son algunos de los oficios que hace medio siglo dieron vida a Oncala, como la cantina, y a los que han dado vida un centenar de voluntarios.
Tras la recreación de los oficios, José y María han recorrido las calles de piedra de este pueblo cuando ha caído la noche, para dirigir sus pasos hasta el portal diseñado en el centro del pueblo.
La idea de organizar un Belén Viviente surgió con la intención de animar más la Feria del Acebo y, con el paso del tiempo, se ha convertido en un auténtico producto turístico por sí mismo.
Una veintena de expositores han demostrado en la feria las diferentes utilidades del acebo como adorno navideño así como la riqueza gastronómica de esta comarca soriana, la más ligada a la trashumancia en la provincia.
Oncala sigue reflejando en sus calles, con casas blasonadas e iglesias, la importancia económica que tuvo durante los siglos XVI a XVIII, de la mano de su tradición ganadera, el comercio de la fina lana de las merinas, la Mesta y la trashumancia, un legado del que en la actualidad da cuenta el museo dedicado a esta institución.
Los pastores oncaleses, y los de toda la comarca, bajaban entonces en invierno con sus rebaños de merinas a los pastos del Extremo por las cañadas, vías pecuarias trazadas desde las serranías del Norte de España hasta el Sur de la Península, amparados y protegidos en los privilegios del Real Concejo de la Mesta y regresaban a los frescos pastos de las sierras en verano.
Con la aparición de la manufactura del algodón, la pérdida de los privilegios de la Mesta y la decadencia del comercio de la lana comenzó su declive económico y, con él, una sangría poblacional que ha llegado hasta nuestros días