Muriel Viejo no sale de su asombro por denuncia a su bar social
Muriel Viejo y su asociación cultural San Roque no sale de su asombro e indignación, por tener que defender ante los tribunales evitar el pago de más de 17.000 euros tras la denuncia interpuestas ante la Inspección de Trabajo y Seguridad Social por mantener abierto un bar en el local de la planta baja del edificio de la Casa Consistorial.
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El caso no es nuevo en el medio rural. En 2016, sucedió en el pueblo turolense de Torre de las Arcas, con apenas 26 vecinos, y llegó a "inmortalizarse" en la revista satírica "El Jueves".
Trabajo ha rechazado las alegaciones presentadas por los socios de la asociación, comunicadas en la visita realizada este verano por un inspector de Trabajo y que terminó con la imposición de una multa porque la persona encargada del servicio de barra dentro de la asociación debería cotizar a la Seguridad Social y que la asociación debería estar registrada como actividad empresarial.
Los socios, por contra, ponen dinero para mantener abierto el local que sirve de punto de encuentro de los cada vez menos vecinos del municipio.
En la asociación, que organiza diferentes actos lúdicos y festivos que sirven para dinamizar el pueblo, se reparten las tareas. Uno de los socios se encarga de atender la barra y de recibir los suministros.
Ahora, los socios de la asociación San Roque confían en que el juez aplique el sentido común y sensibilidad que otros les han negado. En el centro social, a falta de médicos y transporte, se curan muchos males, con la pura convivencia.
