TRIBUNA / La pasarela sobre el Duero en Almazán
El ingeniero de Caminos, Fernando Sáenz Ridruejo, resalta en este artículo de opinión el valor de la pasarela sobre el Duero construida en Almazán por José Antonio Torroja, una obra pionera y de excepcional interés. La forma de esta pasarela no es ningún capricho.
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TRIBUNA / La pasarela sobre el Duero en Almazán (Una obra pionera de José Antonio Torroja)
En Soria no hay grandes viaductos modernos, pues no los exigen ni el moderado caudal de nuestros ríos, ni los suaves desniveles de la altimeseta. Tampoco hay innecesarios puentes emblemáticos, que en otras latitudes se hacen a costa del erario público. En cambio, tenemos dos obras modestas en sus dimensiones; pero pioneras en su clase y de excepcional interés, proyectadas por dos de los mejores ingenieros de nuestro tiempo. Una, el puente de Almarail, es de Eduardo Torroja; la otra, la pasarela sobre el Duero en Almazán, de su hijo José Antonio.
José Antonio Torroja dirigió las dos principales escuelas de ingeniería civil de España y presidió durante muchos años su colegio profesional. Creó una oficina de proyectos con presencia en todo el mundo y alcanzó todas las metas a que un ingeniero español puede aspirar; pero él, modestamente, resumía su trayectoria diciendo: “He pasado de ser el hijo de don Eduardo a ser el padre de Ana”. Eduardo, primera autoridad mundial en el cálculo de estructuras laminares, fue distinguido con el título de marqués. Ana Torroja es una estrella, tal vez la más famosa, del pop español.
Tras la muerte de José Antonio, el pasado mes de julio, lo único que interesó a la prensa es si su hija llevaría o no el título de marquesa. Ahora la Revista de Obras Públicas le ha dedicado un número extraordinario que, con artículos de más de cincuenta amigos, discípulos y colaboradores, recoge un amplio muestrario de sus obras. En sus páginas queda constancia de su ingente labor investigadora y de la admiración y el afecto que suscitaba en quienes lo conocieron.
Entre las construcciones de Torroja destaca, por su singularidad, una obra pionera que aquí, en Soria, no ha sido objeto de la atención que merece: la pasarela peatonal sobre el Duero, en Almazán. La pasarela es la primera construida en España del tipo llamado de “banda tesa”, en que una banda de hormigón se adapta a las ondulaciones de sus cables pretensados.
Paralela al puente medieval, se hizo para que los viandantes no tuvieran que usar las estrechas aceras de éste, cuando, antes de la construcción de la variante, estaba muy congestionado. Ahora el tráfico de carretera no atraviesa la villa y la pasarela, cubierta por una espesa vegetación, pasa inadvertida incluso para el tráfico local.
La proyectó, en 1984, José Antonio Torroja con la colaboración de Jesús Luis Benito, entonces joven ingeniero de su oficina. Se construyó entre 1985 y 1989 y en 1991 fue objeto de un detenido estudio en la revista Hormigón y Acero, “Pasarela de peatones sobre el río Duero, en Almazán (Soria)“.
La forma de esta pasarela no es ningún capricho. Esta situada a escasos metros del puente antiguo, para no obligar a un largo rodeo a los viandantes. Una premisa para su concepción fue atenerse a la distribución de los vanos del puente, para no interferir en la corriente. Otra, no sobrepasar la altura de éste, para no crear interferencias visuales y respetar la jerarquía que su antigüedad e historia le otorgan. En consecuencia, hubo que prescindir de las airosas pasarelas colgantes que en otros sitios proliferan. Tampoco se pudo adoptar la típica solución de vigas de hormigón que, por su grueso canto, no dejarían el gálibo necesario para el desagüe de las avenidas.
El resultado fue una banda de 173 metros de largo, con 3,25 metros de ancho y solo 25 centímetros de espesor. Apoya sobre cinco pilas, que dejan cuatro vanos centrales de 35 metros y otros laterales de 15 y 18 metros. Está formada por losas prefabricadas de hormigón armado que, mediante unas acanaladuras hechas en su cara inferior, apoyan sobre dos gruesos tendones pretensados.
Las pilas, de gran complejidad, tienen forma de V, con cuatro brazos unidos rígidamente en su parte inferior. No están empotradas en la cimentación, en la que apoyan mediante una rótula plástica de 5 centímetros de ancho. La cabeza de las pilas es una losa circular de 6 metros de largo, de radio variable para cada una de ellas. Los tendones, que soportan una carga de rotura de 757 toneladas cada uno, están anclados en los estribos, que a su vez se empotran en el terreno mediante cables inclinados de 26 metros de longitud media.
La erección de esta obra pionera obligó a un sofisticado proceso constructivo, con continuos ensayos y verificaciones. Pero eso parece ya olvidado. Si se consulta el término “banda tesa” en Wikipedia, la referencia que aparece es: “una pequeña (35 m de luz) estructura peatonal sobre una autovía construida en 1990 en Almazán (Soria)”. No se pueden cometer más errores en una sola línea; y, curiosamente, la cita procede de un ingeniero que se manifiesta como discípulo agradecido de Torroja.
En invierno, los árboles sin hojas permiten ver la pasarela, con la ermita de Jesús al fondo. En primavera y verano, la fronda verde forma un fantástico túnel en el que se adentra el rojizo pavimento ondulado de la pasarela. Por debajo, dividido en varios ramales, fluye el río, en cuyas aguas, a la sombra de la pasarela, deambulan los patos a sus anchas.
Pero no es esta la única obra notable realizada en nuestra provincia por la familia Torroja. No lejos de Almazán, también sobre el Duero, se encuentra el puente de Almarail, que hacia 1950 proyectó Eduardo Torroja, para la carretera de Soria a Serón de Nágima. También fue, en su momento, una obra pionera. Tiene la peculiaridad de que las vigas de hormigón pretensado del vano central no están apoyadas sino que cuelgan de las pilas. Alfredo Páez, colaborador de Torroja, que describió el puente en un artículo publicado en 1956 en la revista Celtiberia, afirma que se utilizó como laboratorio para ensayar las nuevas técnicas.
Si el carácter de los sorianos fuera, por ejemplo, el de los catalanes y si Almazán estuviera en Cataluña, ahí se organizaría algún “Simposio Torroja” al que acudieran los expertos para estudiar y explicar estas y otras obras debidas a los Torroja, padre e hijo.
Fdo: Fernando Sáenz Ridruejo. Ingeniero de Caminos. De la Real Academia de la Historia