Cuando el punto de nieve no nos deja ver el desarrollo
SANTA INÉS dejó de ser un puerto de montaña más en 2003 para convertirse en una miniestación de esquí, o como prefiere llamarse, punto de nieve, con la ilusión de transformarse en un foco de atracción turística y demostrar a la sociedad soriana las posibilidades económicas de los deportes de nieve en la provincia, con el compromiso de todas las partes implicadas de colaborar para solventar los problemas surgidos en su tramitación y puesta en marcha.
Cuando ya han pasado unos años, el punto de nieve ha demostrado que la iniciativa, impulsada por el Ayuntamiento de Soria -aunque solventada y materializada finalmente por la Diputación provincial- es una realidad palpable que merece un mayor compromiso de todos, empezando por los propietarios de la instalación -llámese corporación capitalina y Mancomunidad de los 150 Pueblos de la Tierra de Soria- y terminando por otras instituciones que tienen -no nos basta con deber- que echar una mano para dar viabilidad no ya a la propia instalación hostelera sino al recurso económico de la nieve en Soria, ya sea mediante promoción o mediante apoyo logístico para la limpieza a tiempo de sus accesos. Hay que dejarse de una vez de enredos políticos -como los que hemos vivido estos días, por cierto, en plena campaña electoral-, de espectáculos que abochornan al contribuyente y sentarse, cara a cara, todos los que tienen algo que decir -y aportar- para solucionar de una vez el problema de las pistas de fondo y, sobre todo, comprometerse con un proyecto ineludible: la ampliación de la pista de esquí alpino.
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