Uno de cada cuatro españoles no logra ahorrar a final de mes
La economía española cerrará 2024 con una previsión de crecimiento del 2,7 por ciento, según datos oficiales del Gobierno, pero las cifras microeconómicas no parecen tan favorables: casi 1 de cada 4 españoles asegura no tener capacidad para ahorrar dinero a final de mes.
Dos de cada tres empresas reconoce que cada vez es más díficil pagar a tiempo a sus proveedores
Así lo asegura un estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), que apunta que el 26 por ciento de los españoles considera que su situación económica personal es mala o muy mala, según refleja el barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
"El estrés financiero es el sentimiento de preocupación que experimenta una persona debido a problemas económicos, que pueden ser tanto presentes como futuros", destaca Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en educación financiera
Lo que sí está claro es que una mala situación económica puede tener un impacto real y directo en la vida de las personas.
En España, el 55 % de la población pertenece a las clases medias, frente al 61 por ciento de los países de la OCDE.
Un porcentaje que, en comparación con otros países de Europa, como Finlandia, República Checa o Eslovenia, supone cerca de 15 puntos menos.
España ha perdido alrededor de un 4 por ciento de población en este segmento desde los años 80, en línea con una tendencia decreciente mundial de en torno al 1 % por década, según datos de la OCDE.
"La clase media va desapareciendo. En la economía sí que hay dinero y se ha creado mucho dinero durante los años en los que hemos tenido tipos de interés muy bajos, pero está mal repartido. Cada año hay nuevos ricos, pero también hay muchos más nuevos pobres", ha destacado Elisabet Ruiz-Dotras.
"Pocos son los que suben a una clase más elevada", ha añadido, "porque tal y como está montado el sistema, se excluye a los más pobres. Si lo más básico está cada vez más caro y los salarios no suben al mismo nivel, lo único que se consigue es expulsar a estas personas. La mayoría no puede alcanzar este ritmo de vida".
El resultado es una tensión que se crea sobre las personas en forma de presión para que alcancen unas expectativas presentadas como normales, pero que requieren un esfuerzo que cada vez es más difícil hacer. "Hemos descuidado por completo la relación con uno mismo y las relaciones con los demás. Preferimos tener que ser. Hemos comprado —nunca mejor dicho— la creencia irracional de que se nos va a querer por lo que tenemos en vez de por lo que somos", ha advertido Enric Soler.
Volver a lo esencial
Aunque no parece que el panorama vaya a solucionarse a corto plazo, la sociedad sí que puede evitar el estrés financiero haciendo equilibrios entre la obvia necesidad de ganar dinero para subsistir y la participación en un modelo de consumo llevado al extremo.
En este sentido, se hace imprescindible reorganizar los gastos para alinearlos con los ingresos que se tienen e intentar ajustar el estilo de vida a las expectativas reales.
La planificación financiera puede ayudar a reducir e incluso evitar el estrés financiero.
Será necesario hacer un análisis de los gastos del último año, buscar dónde se puede recortar y, después, intentar guardar ese excedente que hayamos conseguido retirar de los gastos habituales.
"El ideal de ahorro sería del 20 por ciento de los ingresos, pero es importante que, sea lo que sea, se intente ahorrar lo que se pueda cada mes y justo cuando se recibe la nómina", ha señalado la profesora.
La voracidad de los gastos fijos —como el de la vivienda, que destruye la capacidad de ahorro de las familias— y la falta de cultura financiera son riesgos reales.
"El ahorro es visto como el excedente de dinero que nos queda después de haberlo pagado todo. Si lo que pretendemos es ahorrar lo que nos sobra, nunca nos va a quedar suficiente dinero", ha señalado Dotras