TRIBUNA / ¿Dónde tienes la nariz? ¿No te llega el olor a muerto?
Ángel Coronado rechaza cualquier asesinato de niños al hilo de la guerra en Gaza y la manifestación de protesta convocada en Soria.
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TRIBUNA / ¿Dónde tienes la nariz? ¿No te llega el olor a muerto?
Si estás en contra del asesinato de un niño, no lo pienses más, porque ya pensado solo resta decirlo. Y nos gustaría decir, razón por la cual lo diremos, que no es posible asesinar a ningún niño que no sea de carne y hueso, y como no es posible a ningún niño de carne y hueso dejar de nacer en algún lugar concreto con algún colorido preciso en su piel, todo niño ha de ser blanco, negrito, sonrosado, chinito. Todo niño asesinado ha de ser blanco, negrito, sonrosado, chinito. No puedes estar en contra del asesinato de un niño si no tienes esto presente.
Tal es la razón, la única, de haberlo dicho. Tampoco es posible, sin ser de carne y hueso, derribar ninguna escuela en la que enseñar las letras al niño. Tampoco dejarle sin hospital que le cure ni quitarle su hogar sin que pueda siquiera, escombros y herido, buscarle…, no puedes matarle sin ser de carne y hueso. El asesino ha de ser también de carne y hueso, carne de gusano, barbas de chivo, pata de palo. Eso sí. El asesino es también el amo de un dispositivo a su imagen y semejanza, propio del chivo patapalo que lo dirige y al que hace de su nombre feudo suyo llamándole “Estado”. Así celebra el chivo patapalo el bautizo de su feudo carne de gusano barbasdechivopatapalo.
Existe otro feudo al cual hemos permanecido fieles durante toda su corta vida (una hora más o menos), y el tiempo preciso de la nuestra. Y hemos sido fieles a ella, y felices en ella y cumplido en ella nuestro cometido en todo instante y momento.
Nunca hemos dicho que no a ninguna de sus consignas y siempre la hemos seguido en sus pasos. Una idea que siempre estuvo presente en ella, como clavada, diríamos, en todos los cerebros de sus cabezas, y desde luego en las nuestras. Una idea, la de oponerse a la ocupación de Palestina. Con esta idea central se hicieron cosas y más cosas hasta llegar al momento en el que las circunstancias vinieron a darse cita en una especie de acto terminal y repetido. Ninguna celebridad bajo palio (¡con el viento fuerte y helado que hacía). Ningún altavoz autoritario y solo sino al revés, voz potente de autoridad más que altavoz, unánimemente secundada por todos. Ningún codazo de nadie para salir en la foto. Ninguna votación. Ningún mitin, votos ninguno. Caras sin nombre y al viento. Al sol y en su nombre ninguna. Todos en una y a una. Fuenteovejuna.
Y todo el resto al viento. Todo a la lluvia. Todo al frío. Todo a un elementos natural. Todo en contra del asesinato de un niño. Todo para nadie excepto para ese niño. Todo para él. Durante toda la vida solo eso, fieles a eso, al elemento único y natural que tenemos, el niño. Y por decir algo más (por eso de que nada es absolutamente perfecto, porque hay lugares y tiempos en los que hasta sobra el sacratísimo palio y los cánticos gregorianos o profanos, bendiciones, firmas, ágapes y otras muchísimas minucias torpísimas, importantísimamente torpes), pese a todo decimos también, aun siendo tan solo de muestra, siquiera una minucia protocolaria más, una sola y que no cunda el ejemplo por ello.
Desde un principio estas letras no son sino parte de tal minucia protocolaria. No pretenden ser sino eso, hacer algo sin importancia pero que, de faltar, y sobre todo, que de poderse hacer o no hacer a partes iguales, nace su pretendida necesidad y se hace. Queremos nominar el acto al que nos venimos refiriendo, y aunque deba de ser de largo decir, es importante y no importa siquiera no figure o dure poco en el correspondiente archivo de la parroquia.
En el nombre de los que nos oponemos al asesinato de un niño te bautizamos así: “En Soria, a veinticinco de Febrero del Año de Gracia dos mil veinticuatro, desde la Plaza Mayor hasta la de Mariano Granados y haciendo parada en la de Los Doce Linajes y en la Del Olivo, decimos y declaramos no querer que de aquí en adelante se sigan asesinando niños” Así bautizamos nosotros nuestro feudo
¿Algo que añadir?
Nada cualitativo. Quizá de número y todavía en ciernes. Quizá faltasen nombres. Se hace camino al andar y estamos andando en ello. Lo he vuelto a ver como lo vi el otro día, en “Soria, a no recuerdo qué día pero hace poco tiempo, desde la Plaza Mayor hasta la de Mariano Granados y haciendo parada en la de Los Doce Linajes y en la Del Olivo, decíamos y declarábamos no querer que de allí en adelante se siguiesen asesinando niños junto a una pancarta que decía, junto a lo mismo, pertenecer a esa humanidad perseguida. Ayer en Auschwitz, Alemania. Hoy en Gaza, Palestina.”. Así bautizamos nosotros nuestro feudo.
¿Algo más?
Deje usted de molestarnos, por favor. Le juro que acabo ya. Quizá faltasen nombres o quizá nazcan algunos que ahora, para bien o para mal, nos falte. Cuando de aquí hasta entonces subamos por el collado de nuevo cantando letanías, celebraremos ese nuevo nacimiento y le pondremos, como la primera vez y como la última, su correspondiente nombre.
Fdo: Ángel Coronado