Cuando la sociedad cambia para mal
José Sanz nos ha remitido este artículo de opinión donde reflexiona en voz alta sobre los cambios que se están produciendo en la sociedad española que, a su juicio, no son siempre para bien.
Exposición “Alas”, del presbítero diocesano Vicente Molina Pacheco
La III beca SxS Machado, para un poeta neozelandés
OPINIÓN/Los tiempos están cambiando ¿pero para bien?
He creído oportuno publicar estas palabras de mi buen amigo Jesús de Urrea, pues seguro que la mayoría que hemos conocido los pantalones acampanados le entendemos y compartimos su forma de pensar y os pediría lo difundierais, para ver si lo puede entender esta sociedad nuestra, que creemos no va por un buen camino.
Recuerdo que en mi infancia, criabamos un par de cerdos para el autoconsumo familiar. Cuando parían "la Flaqui" o "la Petra" subían a los neonatos a planta y se metían debajo de la estufa, para no perder calorías, mientras con una tenaza les cortaban los colmillos y con una tijera los rabos. Cuando estaban apañados, en cesta de mimbre, se bajaban con su madre a tetar.
Con los perros del "yayo" se hacía parecido. Los podencos ligeros y los afables mastines... ni mirar, pero los atravesados y mil leches por su genio o por sus orejones, se arreglaban de rabo y orejas para evitarles daños peores en un futuro.
Las mujeres, si retocaban algo de su cuerpo, o eran artistas o fulanas y las cirugías por estética estaban muy mal vistas.
Como decía Dylan en los 60 "los tiempos están cambiando".
Nos globalizan en una Europa anestesiada, light, sin dolor...donde los beatos de la Forma, depilan y maquillan las nalgas del Homo Sapiens. Lo bello se idolatra y lo feo se esconde.
Aquellas manzanas de niño, con motas y sabor arcaico, ahora se deshechan y sólo van a los mercados calibres alienados, pulidos como el mármol y que saben a todo menos a manzana.
La fimosis funcional, con forma de seta muda por vergas de látex con sabor a fresa.
Mi abuelo piropeaba con refranero castizo y adoraba a sus mascotas . Si hoy levantara la cabeza, lo sentarían en el banquillo y lo juzgarían por acoso, por maltrato animal y por un montón de cosas más.
¿Acaso no es maltrato doblar la chepa de una señorita con kilos de silicona o desorientar los sentidos del ser humano o la amputación cultural que nos practican a diario?
En el viejo continente todo se legisla y en España volvemos a relegislar en diecisiete pantomimas que desglobalizan a su apaño lo ya globalizado.
Los colectivos de eruditos tienen sed monetaria y se blindan con leyes dantescas ante un intrusismo amateur que se pueda beber el reserva.
El conductismo de las masas desplaza y eclipsa al individuo reflexivo y crítico. Postureo de bufones regeneracionistas con coleta que no entienden de historia, de origen, de taras mundanas....
Todo está cuantificado, evaluado y certificado en una alquimia cuántica expedida por gobernantes robotizados y untados por la mierda de sus camaradas.
Los conocimientos heredados de los mayores y la experiencia del saber popular valen poco o nada.
El hombre de campo se arrastra "burocratizado" de ventanilla en ventanilla, pidiendo permiso para quemar, para cazar, para labrar, para regar, para mear y para cagar....hasta para cohabitar con su entorno.
La macrolegislación y la hiperglobalización, están asolando el hábitat rural. Si no respetamos ni mimamos las culturas y tradiciones populares, perderemos nuestras señas de identidad. La civilización que pierde sus orígenes , los ignora o los desvirtúa, se transforma en una «Oligarquía de iluminatis" que venera a la Tiranía.
Señores políticos: españolicen un poquito Europa. Como decían los noventayochistas : "somos la reserva espiritual de Occidente" . Tenemos un tesoro cultural inmenso que hay que preservar y regalar a nuestros hijos.
Firmado: José Sanz