Carta de despedida de monseñor Gerardo Melgar a la Diócesis de Osma-Soria
Tras ocho años al frente de la Diócesis
El que ha sido durante ocho años el obispo de la Diócesis de Osma-Soria, monseñor Gerardo Melgar, ha dirigido una carta de despedida a los que han sido sus parroquianos y en el que asegura que los llegará siempre en el corazón La Diputación abre el plazo para las subvenciones para plantaciones truferas
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Queridos diocesanos:
Cada domingo, durante estos últimos ocho años, os he dirigido una breve carta que sirviera de estímulo para vivir cada día mejor la fe y que pudiera ayudaros a discernir los caminos de Dios. Cada semana, a través de la radio y de la prensa provincial escrita, he podido hacerme presente en vuestros hogares; os agradezco el que me los hayáis abierto así como agradezco, de corazón, a los medios de comunicación la oportunidad de que la palabra de la Iglesia puede escucharse libremente en nuestra sociedad plural.
Esta enseñanza dominical, de ahora en adelante, la dirigiré a los fieles de Ciudad Real, Diócesis a la que el Señor, por medio del Papa, ha decidido enviarme para que siga allí la tarea evangelizadora propia del ministerio episcopal. Pero no quiero marcharme sin deciros que os agradezco el aprecio y la valoración que habéis mostrado por las palabras de vuestro Obispo. Gracias porque esta valoración me ha hecho preparar cada carta con un especial cariño buscando siempre que os planteaseis mejor y con más exigencia vuestra fe.
Quiero aprovechar este último domingo entre vosotros, pues el 21 de mayo ya seré Obispo de la Sede de Ciudad Real, para pediros perdón por aquellas veces en que os haya podido defraudar o por no haber sabido transmitiros como debía el mensaje de Jesucristo. Creedme que no ha sido nunca intencionadamente sino fruto de la fragilidad humana que muchas veces no nos permite llegar más allá.
Al sentiros cercanos a mi persona y a mis enseñanzas me atrevo a pediros algo muy importante para mí especialmente en estos momentos: rezad por mi humilde persona y pedidle al Señor por los frutos de mi ministerio episcopal en Ciudad Real; que los problemas que vaya a tener, que serán más que los que he tenido aquí pues son muchos más los diocesanos (casi 600.000), los oriente y solucione desde el Evangelio y que el Señor supla mis fragilidades haciendo realidad en mi ministerio aquellas palabras suyas: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20)
Decir adiós siempre es duro, sobre todo cuando se ha estado a gusto, muy rodeado de afecto y cercanía en todo momento como lo he estado yo siempre entre vosotros. Por eso, también a mí me cuesta despedirme de vosotros aunque mi despedida sea solamente de lejanía en kilómetros ya que os llevaré siempre en el corazón; además contad también con mi oración que cada día elevaré por vosotros y por vuestras familias.
Gracias, mis queridos diocesanos, por haber valorado mi palabra y por el interés por ella durante estos ocho años. Seguid escuchando la voz del único Pastor, Jesucristo, que nos habla a través de su Palabra, de la Iglesia, de los sacramentos para transmitirnos su plan de salvación sobre cada uno de nosotros; a Él, al Pastor de nuestras almas, pedidle que os ayude a no rebajar nunca el cuidado de vuestra fe poniendo los medios para que sea cada día más viva y comprometida.
Que el Señor nos conceda lo que más necesitamos en este momento para ser mejores seguidores suyos; que inflame nuestro corazón en su amor para que, hoy y siempre, descubramos que merece la pena ser sus discípulos y vivir ante el mundo la dulce alegría del Evangelio.
¡Feliz domingo para todos y hasta siempre! ¡Siempre formareis parte de mi corazón!
Gerardo Melgar Viciosa. Administrador diocesano de Osma