Ganadores del II Concurso de Arte en el Moncayo
Los paisajes de Valdelagua del Cerro y Ólvega se han convertido este fin de semana en un inmenso lienzo natural en el que treinta y siete artistas han plasmado su visión del Moncayo soriano.
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La segunda edición del Concurso de Arte en el Moncayo, dedicada a la pintura al aire libre, fue un rotundo éxito que volvió a llenar de color, creatividad y vida las calles y rincones de ambas localidades, según han subrayado los ayuntamientos organizadores.
La gran vencedora del certamen fue Eloísa Lombarte de la Orden, en Valdelagua del Cerro y la localidad de Ólvega el gran vencedor fue Abel Florido cuyas obras en acuarelas fueron aclamadas por el jurado por su extraordinaria técnica, profundidad expresiva y capacidad para capturar la esencia del entorno.
Su pintura no solo retrata un paisaje, sino que transmite el espíritu y la humanidad de los pueblos que lo habitan.
Este evento artístico no habría sido posible sin la estrecha y ejemplar colaboración entre los ayuntamientos de Valdelagua del Cerro y Ólvega, que han trabajado de forma conjunta para dar forma a un certamen que ya se consolida como una referencia cultural en la comarca.
Esta alianza institucional no solo ha permitido el desarrollo del concurso, sino que demuestra que la unidad y la cooperación son herramientas fundamentales para impulsar el desarrollo del mundo rural.
En total, 37 artistas, llegados desde distintos puntos del país, participaron en esta edición, desplegando su creatividad a través del óleo, acuarela y acrílico.
A lo largo del fin de semana, recorrieron ambos municipios buscando inspiración en sus paisajes, su arquitectura tradicional, y sobre todo, en sus gentes.
Muchas de las obras reflejan no solo lo que se ve, sino también lo que se siente: la identidad, la memoria y la fuerza de la vida rural.
El jurado, integrado por expertos en arte y cultura, tuvo la compleja tarea de seleccionar la obra ganadora ante el altísimo nivel de las piezas presentadas.
Cada obra fue una interpretación única de la realidad local, y juntas componen una rica galería de visiones que quedará como testimonio artístico del momento y el lugar.
Los organizadores han agradecido la participación de los artistas, la implicación del vecindario y el apoyo recibido por parte de instituciones y colaboradores.
Ya se trabaja en la próxima edición con el firme propósito de que este certamen siga creciendo, convirtiéndose en motor de dinamización cultural y en símbolo de las oportunidades que laten en el corazón del mundo rural.
En el Moncayo, arte, colaboración y territorio se han dado la mano para seguir construyendo un futuro lleno de vida.