El equipo arqueológico de Los Casares documenta una "excepcional" vivienda visigoda
El equipo arqueológico de Los Casares culminará este verano la excavación de una vivienda visigoda-altomedieval y buscará clarificar el acceso al poblado.
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La campaña arqueológica de este verano en el Alto de Los Casares, en San Pedro Manrique, se ha proyectado en una doble vertiente: por un lado se culminará satisfactoriamente un ciclo de excavaciones centrado en la exhumación de una vivienda visigoda-altomedieval, ubicada al sureste del poblado, y por otro se abre un nuevo proyecto de investigación enfocado a clarificar el acceso situado en la trasera de esta vivienda al poblado, que al otro lado de la calle presenta un enorme derrumbe que parece custodiar esta entrada sudeste.
Según ha manifestado el director del equipo científico, Eduardo Alfaro, al delegado territorial, Manuel López, que ha visitado esta mañana el yacimiento, “se remata de esta forma, y de forma sobresaliente, el segundo plan de investigación en el yacimiento propuesto en 2014, ciclo planificado a cuatro años en el que se ha pretendido y logrado profundizar en el oscuro mundo de transición entre la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media. Conseguidos con creces los objetivos de este plan de investigación, el nuevo incide en clarificar el entramado viario de este sector del poblado, así como la condición y cronología de la estructura situada junto al acceso”.
Tras poco más de una década de intervenciones, el yacimiento se ha convertido en una de las referencias arqueológicas provinciales que, año tras año, proporcionan novedades que enriquecen el conocimiento de la historia de la Serranía desde tiempos celtibéricos hasta la alta Edad Media.
El valor de los trabajos de investigación que en Los Casares se llevan a cabo sobrepasa nuestras fronteras provinciales y autonómicas, siendo ya un referente también para los estudios que afrontan ese mismo arco temporal en el sector oriental de la Meseta y el Alto-Medio Ebro.
El poblado, ubicado en el Alto de Los Casares, capitalizó de forma continuada y sin aparentes rupturas todas las tierras del Linares soriano desde su origen, en la plenitud de la etapa celtibérica, y su posterior desarrollo en tiempos romanos, hasta su abandono en la Alta Edad Media.
La entidad del poblado y esta proyección temporal de alrededor de un milenio se clarificó en las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo entre 2008 y 2013, en campañas anuales en las que se documentó la dimensión espacial del poblado así como su estratigrafía, que reflejaba en lo sustancial los tres momentos culturales citados: la muralla celtibérica con saneamientos para liberar la escorrentía de agua (atarjea) y bodegas de almacenamiento adosadas a su interior, se le superponía una estructura altoimperial romana muy deslavazada por el reaprovechamiento posterior de su piedra, y coronaba el sector del sondeo una vivienda altomedieval compartimentada en dos estancias con hogar en una de ellas.
Plan aprobado por la Junta centrado en la vivienda visigoda-altomedieval
Con estos conocimientos estratigráficos y espaciales, el equipo científico presentó a la Junta de Castilla y León, a principios de 2014, un ciclo de investigación que abordaba una estructura apuntada por el crecimiento diferencial de la vegetación ubicada en el sector sudeste del yacimiento, inmediata a un acceso: la vivienda cuya excavación se va a culminar la presente campaña.
La Consejería de Cultura y Turismo viene colaborando con estos trabajos arqueológicos y, en esta campaña, los financia con 3.751 euros.
Los 315 metros cuadrados de superficie invertidos hasta hoy en su exhumación han deparado la constatación de una amplia y sorprendente vivienda, en la que probablemente residían algunos miembros de la élite local de su tiempo.
Se trata de una vivienda con forma de ‘L’ que tiene su trasera al norte y oeste (lados corto y largo respectivamente). Su ángulo interior es un acogedor corral empedrado de cara al sur y está cerrado por un pequeño muro.
Se accede a su interior por un pequeño porche que da a la estancia principal con hogar. Completan la vivienda cinco habitaciones más situadas en torno a la principal, así como un espacio cuya función está por determinar que se corresponde con el lado corto de la ‘L’. En total, cerca de 200 metros cuadrados a los que hay que sumar los del citado lado corto de la ‘L’ (al menos 30 metros cuadrados más) y los del corral empedrado.
La datación radiocarbónica ha proporcionado una fecha de entre finales del siglo VII y primera mitad del VIII, cronología que encaja con la de algunos materiales que llevan también al siglo VII.
En definitiva, indica Alfaro, “estamos ante una vivienda y, por extensión, ante un yacimiento que puede proporcionar muchas claves para entender el devenir cotidiano de este momento histórico tan opaco. Los materiales localizados apuntan a cierto rango militar y privilegiado de sus ocupantes: abrojos, armamento, broches de cinturón, copas de vidrio, etc.”.
La pasada campaña de 2017 enriqueció la nómina de hallazgos relacionados con esta sobresaliente vivienda la inhumación de un varón adulto. Su tumba se situaba adosada por el exterior al muro norte de la vivienda, y la cronología proporcionada por el carbono 14 cuadra perfectamente en el contexto temporal de la vivienda, segunda mitad del siglo VIII o principios del IX
Desde primeros de agosto, se están llevando a cabo las actuaciones previstas para la presente campaña 2018, teniendo prácticamente culminada la excavación de la vivienda tardovisigoda-altomedieval con la excavación de una de las estancias menores, en la que se ha localizado un nuevo hogar haciendo esquina, proyectado en sus laterales por sendos bancos corridos y el suelo de otra de las estancias en el que subyacían dos enterramientos infantiles, uno de ellos descansando en la singular posición de decúbito prono.
Además, una nueva inhumación de un enterramiento doble, una persona adulta y un joven, aparentemente depositado sin mucho cuidado, que el equipo de investigación seguirá analizando y estudiando en los próximos meses para hacer el informe correspondiste que certifica que estamos en un área de necrópolis en torno a la vivienda.
En definitiva, se ha documentado una excepcional vivienda que, sin duda, va a ser referencia en la investigación de esta época durante los próximos años.
Divulgar lo ya estudiado
El director científico, Eduardo Alfaro, ha adelantado al delegado territorial que, en el mes de septiembre, van a iniciar los sondeos arqueológicos necesarios para redactar un proyecto de cubierta que permita hacer visitable algunas de las zonas excavadas hasta el momento, como los niveles celtibéricos del yacimiento localizados en las campañas realizadas entre 2009 y 2013: la muralla y las estancias de almacenamiento.
Estos trabajos, autorizados por la Junta de Castilla y León, buscan ampliar la actividad investigadora del yacimiento con una vertiente divulgadora, que permita dar a conocer a la sociedad el trabajo que se realiza y el conocimiento obtenido del poblado.
Proyecto arqueológico ‘Idoubeda oros’
El contexto marco de estas actuaciones es ‘Idoubeda oros’, un proyecto de investigación y divulgación de Tierras Altas de Soria que está avalado institucionalmente por la Fundación Raimundo del Rincón – Nicolasa Subirán, de San Pedro Manrique, y que en estos últimos años ha contado con las ayudas de la Junta de Castilla y León, la Mancomunidad de Tierras Altas y el Ayuntamiento de San Pedro Manrique, además de tener el aval científico de la Universidad de Valladolid.
Forma parte de la dirección técnica del proyecto, con Eduardo Alfaro, el codirector y arqueólogo Manuel Crespo. Participan en los trabajos, que se desarrollan del 6 al 26 de agosto, seis licenciados y alumnos de Prehistoria y Arqueología de diversas universidades (Universidad de Valladolid y Universidad Autónoma de Madrid).
Junto al delegado, han asistido a la visita el jefe del Servicio Territorial de Cultura, Carlos de la Casa, y representantes del Ayuntamiento de San Pedro Manrique y la Mancomunidad de Tierras Altas.