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Por la senda del Duero desde Vinuesa a Soria

Vinuesa asoma entre bosques de pinos albares al norte del pantano de la Cuerda del Pozo, al pie de los Picos de Urbión y de la sierra de La Cebollera. El valle, a más de mil metros de altitud, está bañado por abundantes ríos y arroyos, como el Duero aún naciente, el Revinuesa o el Remonicio. Son casi cincuenta kilómetros de recorrido.

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La etapa comienza en la entrada de Vinuesa, junto a la ermita de la Soledad, construida a finales del siglo XV. Es recomendable pasear por las calles de la localidad, donde destacan la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pino, de estilo gótico renacentista, y las casas de los “indianos”, los que hicieron dinero en las Américas.

La ruta cruza el puente de Revinuesa y continúa 300 metros por la carretera SO-821 que une Vinuesa y El Royo. Por este tramo hay que mantener la precaución, pues es una carretera con bastante tráfico.

A la altura de la ermita de San Pedro el sendero abandona la carretera por su parte izquierda y cambia el asfalto de la calzada por la tierra rojiza de un camino forestal. A ambos lados de la pista aparecen unos muretes de piedra que delimitan las fincas. A los pocos metros, el sendero abandona el camino de buen firme y atraviesa una pequeña pasarela de madera y metal en dirección a la conocida como Majada de la Viuda.

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En apenas 100 metros la ruta gira a la derecha, dejando atrás unas tenadas y dirigiéndose a una zona empradizada. En este tramo el sendero apenas se ve, por lo que hay estar muy atento a la señalización y a los hitos de madera. El itinerario atraviesa la zona de los Estepares, denominada así porque está cubierta de ericas y brezos, utilizados durante cientos de años para fabricar escobas y escobones.

Tras cruzar una cancela metálica, el camino gira a la derecha, a la altura de un gran rebollo o melojo como se le conoce en la comarca, introduciéndose en un cerrado robledal salpicado por algunos pinos albares o silvestres. Una valla de alambre de espinos acompaña al sendero en este tramo. En pocos metros el robledal desaparece dando paso a un joven pinar de pino albar o silvestre que se convierte en la especie dominante en esta tierra de pinares.

El camino continúa atravesando la carretera SO-801 y avanza durante varios kilómetros junto al embalse de la Cuerda del Pozo

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Durante los meses de estío, cuando el nivel del pantano desciende, pueden observarse las ruinas de La Muedra, un pequeño pueblo que fue cubierto de agua cuando se construyó el pantano. A lo largo de este tramo es fácil ver algunas especies de aves acuáticas, como azulones y garzas reales, que utilizan el embalse como lugar de residencia.

Transcurridos 3 kilómetros por la orilla del pantano se llega hasta un embarcadero, es el Club Náutico Soriano. El sendero prosigue bajo la copa de los pinos con unas hermosas vistas del embalse y su vegetación de ribera, de fresnos y sauces blancos acompañados por espadañas o eneas. El sendero continúa hasta llegar a la carretera de Cidones y a la presa de la Cuerda del Pozo, que regula el caudal del Duero. Tras atravesar la presa y avanzar unos cientos de metros por la carretera, el recorrido gira bruscamente a la izquierda y se introduce en una marcada pista forestal. El camino deja atrás el pantano y los robles melojos se hacen dueños del espacio. Bajo sus copas los brezos tiñen de blanco y rosa el paisaje.

En este tramo, los distintos cruces de pistas obligan a prestar atención a la señalización para evitar perder la traza principal. Se pasa por un pinar que se encuentra en periodo de regeneración. El camino se está acercando a la localidad de Vilviestre de los Nabos, pasando, antes de llegar, por una preciosa dehesa de fresnos, “El Vergel de las Zarzas”, utilizada como lugar de pasto para el ganado.

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El sendero abandona Vilviestre de los Nabos para dirigirse hacia Hinojosa de la Sierra. Una amplia pista forestal, que más podía denominarse como camino carretero, avanza entre fincas de cultivo por la margen derecha del río Duero. Los chopos negros, fresnos y sauces blancos se alinean en las orillas del río Duero, impidiendo al caminante ver el río en todo su esplendor. A medio camino entre Vilviestre e Hinojosa hay una pequeña área de descanso, mesas y bancos permiten un merecido reposo antes de continuar la marcha.

Bajo la atenta mirada de la torre del homenaje del castillo derruido de Hinojosa continúa el recorrido junto al río Duero. Un camino de concentración de fincas de cultivo guía los pasos del viajero hasta el Paraje de Las Mingarras, donde, sólo a unos cientos de metros separada del camino, se encuentra la Laguna de La Serna, a veces seca durante los meses de verano. La ruta llega a la carretera SO-801, momento en el que aparecen dos posibilidades o variantes. Una continúa por la carretera varios kilómetros, por la cual se debe extremar la preucación. La otra avanza paralela al río Duero, por una vereda que pasa por una finca privada cerrada, con entrada de paso, en la que hay una chopera joven y, tras unos 5 kilómetros, desemboca otra vez en la carretera. Ambas alternativas se vuelven a encontrar a la altura de la localidad de Dombellas.

Desde Dombellas el camino continúa por la carretera hasta llegar a un cruce, donde hay que estar atento a la señalización, la cual indica el abandono de ésta y la necesidad de coger una pista forestal que va paralela a la carretera, por la que, en un principio, parece que el camino retrocede unos cientos de metros hasta separarse de la carretera y llegar a un pequeño dique de hormigón, que marca el embalse de Buitrago. Tras atravesar la presa se toma un camino carretero que cruza un paso canadiense y se introduce en un robledal, es el bosque de Valonsadero, que cuenta con una gran diversidad de recursos naturales e histórico-artísticos y culturales.

El recorrido atraviesa el monte y llega a un cruce donde toma el ramal de la izquierda y se dirige hacia la localidad de Garray. No se puede abandonar la localidad de Garray sin visitar las ermitas de San Juan Bautista y la de los Santos Mártires, además de ver el puente de piedra sobre el río Duero.

Desde aquí el sendero comparte trazado con el Camino Natural del Agua Soriano–Camino Antonino. Ambos recorridos continúan por la Cañada Real Soriana, que deja a la izquierda el antiguo Campamento romano de La Dehesilla y cruza por debajo de la carretera N-122. Tras superar una enorme pasarela de madera y llegar a un panel interpretativo, ambos caminos se separan.

El Camino Natural atraviesa el centro histórico de Soria, pasando junto a la iglesia de Santo Domingo y la concatedral de San Pedro, de visita obligada, y llegando al final de la etapa en el inicio del Paseo del Postiguillo.

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