Un pase especial de fotografías
Juana Largo resalta en este artículo de opinión un pase especial de fotografías, en la que la mirada del autor traspasa lo convencional y toca los misterios del arte.
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Un pase especial de fotografías
Seguramente no todos pensamos que una foto sirve por el mero hecho de ser una foto. Muchas de las que hacemos muchas personas, son a voleo, pero hay una diferencia entre las fotos a voleo y las fotos que pretenden reflejar la realidad, sobre todo cuando esa realidad es no la “cosa en sí” sino la cosa para el alma de quien hace la foto, dado que aquí, el fotógrafo o la fotógrafa, deja algo puesto a la mera realidad (que suele ser “anormativa” y caótica y no significa nada más que algo mostrenco que ni siquiera deberíamos poner o pegar en nuestros álbumes de fotos).
Cuando interviene la mirada de todo aquel que quiere pasar de lo normativo o dado en el sentido de convencional y grueso o baladí, a lo normativo especial del arte, me parece que se da un cambio significativo.
Lo primero no dice nada y te deja igual o peor de como estabas, ahora bien, cuando asistes a una exposición de fotos es que hay algo más ahí que lo meramente representativo, algo especial que esperamos que capte el espectador, y este es uno de los llamados misterios del arte. Podemos poner como ejemplos paradigmáticos La Gioconda o las pinturas de Zurbarán, que hace pocos días comentaba Enrique Andrés Ruiz en EL PAÍS, o las fotos de Cartier-Bresson, o las fotos de cualquier periodista que va más allá de lo dado, o, mejor, que quiere ir más allá de lo dado, o que quiere pasar de lo crudo a lo cocido, porque para esto es necesaria cierta compostura.
Y esta compostura es la de recoger en una foto del natural, la verdadera naturaleza del artista, que, como pretende salir más allá de la mera “realidad”, nos quiere aportar el añadido, no, el “añadido” no, sino la visión de su alma para la realidad, con lo cual, nos da otra realidad a la mostrenca y diaria, tal como hacía Pasolini en sus películas, que por eso no eran meras películas sino algo que quiere invitar a salir de la pobreza de la realidad para ofrecer la imagen de su alma de manera tal que trascienda la realidad y nos dé al menos lirismo, lo que falta en este mundo actual en el cual, sin embargo hay muchas imágenes de la realidad en películas o fotos.
Muchas personas se han preguntado sobre los misterios del arte, sobre todo en nuestro tiempo que parece desvirtuar las cosas de tal modo que las desprecia y las manda a la papelera del progreso de las masas. Pero hay algo que va más allá de la realidad, que no es precisamente lo escatológico, sino que puede ser lo que trasciende, que no tiene por qué ser el sentido trascendental religioso de la existencia, con que sea trascendental para sobrepasar la mera burrez de la vida, ya puede bastar.
Y este es el misterio mayor del arte con el cual poder quedarte delante de una obra unas cuantas horas seguidas, es lo que nos dice algo, no lo mudo, sino lo que nos transporta, pero ya sabemos que “lo que nos transporta”, exige una cierta destreza en el uso de las facultades representativas artísticas. Cuando una persona hace una buena sonata, hay que decírselo; cuando alguien hace un buen soneto, hay que decírselo; cuando alguien hace una buena foto y lo expone además de una manera nada mercantil, hay que decírselo.
No de otra manera cabe entender por ejemplo las fotos de Nuria sobre el paisaje “natural” de ASOVICA, que nos ha expuesto esta tarde de 1 de junio de este año. Y es que ahí se da el toque de algo artístico, conociendo la técnica, pero hablándonos de su alma, como cuando, tras un breve lapso de fotos que pueden parecer convencionales de rostros serios de los fotografiados, se pasa a la sonrisa de esos rostros, en una especie de narrativa que nos habla de que un “fair elf” o incluso de un “fairy” nos da la exactitud de la materia para ver.
Las fotos de los artistas no son mera representación en bruto, como puede ser la foto de un fotomatón. Para sugerirte algo, aunque sea una sonrisa, debe haber un valor, no solo intención de valor o de arte, sino conseguir esa realidad del arte en la exposición, el hecho de la ilusión y el hecho de llevarte a esa región que dicen más alta de la realidad, que es la del campo en el cual crecen las maravillas del arte, algo que, con esta exposición que pudimos ver, en pase privado, en Asovica y por parte de Nuria Omeñaca, ella consiguió, no dejándonos iguales a como nos encontrábamos antes, sino además, prometiéndonos para el futuro, más significado y valor.
Eran fotos de Graduación de unos estudios de la Escuela de Artes de Soria, y sabemos que, con su hacer puede ir un poco más lejos, bastante… Gracias.
Fdo: Juana Largo