Un año muy duro para el sector primario
Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha hecho balance del año en el sector agrario y ganadero y ha calificado este 2022 de muy duro, por los altos costes de producción que han impactado, aún más, sobre la renta de los profesionales.
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Unión de Uniones se manifestaba en marzo, con la guerra en Ucrania apenas iniciada, y alertaba sobre el impacto negativo que esto podría tener en los costes, si bien, por desgracia, se superaron con creces los malos presagios.
La organización ha señalado en un comunicado que los costes, de media, han subido en torno al 45 por ciento y que esto complica en gran medida la viabilidad de explotaciones y cultivos agravado también por los desequilibrios de la cadena alimentaria que se arrastran durante años.
Este hecho, se ha visto claro en la ganadería por el aumento de costes y de pienso: en el sector porcino se perdían 12 euros por cerdo en el primer semestre del año o en el sector lácteo – que si ya se manifestaba en enero, con el impacto de la guerra, la situación ha empeorado más, con el cierre de explotaciones y el sacrificio de vacas más de un 28% con respecto a 2021.
Asimismo, la organización ha señalado que ha sido un año de gran sequía, tanto hidrológica como hídrica y esto ha afectado a distintos cultivos que, sumado al aumento de los costes, han mermado su producción: aceite, - disminución de cosecha de más del 40% -, cítricos - se han perdido 618 millones de euros con respecto a la campaña anterior -, almendra –reducción del 70% - o en cereales, con una reducción del 20% de la cosecha por las altas temperaturas.
Han sido estas cosechas deficientes las que han tenido un cierto efecto sobre mercados, antes que una reforma de la ley de la cadena alimentaria que ha sido inoperante desde el punto de vista de la ligazón entre costes de producción y precios percibidos por los productores.
Unión de Uniones ha considerado que, por su parte, el Ministerio, en realidad el conjunto del Gobierno, no ha respondido adecuadamente a la gravedad de la situación centrando el foco sobre todo en las medidas y fondos que pudieran venir de Bruselas. Junto a actuaciones claramente insuficientes para paliar los efectos del conflicto en Ucrania y la sequía, hemos asistido a ocurrencias como la de topar los precios de los alimentos que solo han generado incertidumbres y recelos, tanto al sector, al que no se le ha consultado, como a los propios consumidores.
Como tampoco se consultó, en el plano de reformas acometidas por el Gobierno, sobre la reforma laboral, la de las cotizaciones de autónomos y la subida del SMI. El sector agrario tiene especificidades que no se han contemplado en unas reformas de café para todos. Los efectos de la revisión del mecanismo de cotizaciones de autónomos están por ver, sobre todo en las prestaciones de los más económicamente más modestos; pero los de la reforma laboral ya se aprecian, con una caída del 30% en las contrataciones.
Los agricultores y ganaderos no sólo no se han sentido apoyados por el Gobierno, sino incluso atacados desde posiciones dogmáticas que han llegado a plasmarse en decisiones como la que elevar el nivel de protección del lobo sin medir sus consecuencias para la ganadería extensiva en las zonas afectadas, o la prohibición general de quemas que, por fortuna, hemos logrado revertir para la casi totalidad de las explotaciones.
Pero, además, han sido frecuentes las agresiones al sector poniendo en duda la calidad de sus producciones ganaderas, con imputaciones mediáticas infundadas de explotación laboral o maltrato animal y denostando el consumo de alimentos que forman parte con normalidad de una dieta natural y saludable. Impresentable.
Intereses políticos frente a productores profesionales
Unión de Uniones ha lamentado que el Ministerio de Agricultura no haya apostado por el agricultor y ganadero profesional en la nueva reforma de la PAC, que entrará en vigor en 2023.
“Otra oportunidad perdida por haber puesto por delante de los profesionales los intereses políticos y los cheques regionales.”, han criticado desde la organización.
“Todo ello, por no hablar de la clarificación de la representatividad agraria mediante las urnas, asignatura pendiente en la que tanto García Tejerina como Planas llevan 8 años suspendiendo en democracia” han criticado desde la organización que mantiene viva la reivindicación del derecho de los agricultores a elegir a sus representantes.
En definitiva, un año muy duro para los agricultores y ganaderos -sobre todo para quienes más acusan las adversidades que son los profesionales que viven de esta actividad- que no se han sentido apoyados por su Gobierno y, en ocasiones, incluso lo contrario.