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La Junta recomienda extremar precaución por riesgo de intoxicaciones

La Junta de Castilla y León ha pedido extremar la precaución ante el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono en espacios cerrados, dado el confinamiento en las viviendas particulares ante el estado de alerta por el coronavirus.

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Es fundamental mantener una ventilación adecuada en aquellas estancias en las que se instalen calefacciones alimentadas por combustibles vegetales (carbón, leña…), evitando su instalación en dormitorios. Es necesario revisar las chimeneas de aquellas instalaciones de calefacción que las empleen, como los hornos o las estufas de carbón o leña. En las instalaciones de gas, hay que asegurarse de que todos los equipos de calefacción estén instalados correctamente y realizar las revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado.

Los síntomas más habituales que puede presentar un paciente afectado por la inhalación de monóxido de carbono pueden ser mareos, dolor de cabeza, vómitos, calambres, desvanecimientos súbitos…

Ante el más mínimo indicio de esta situación: abrir todas las puertas y ventanas que sea posible para facilitar la entrada de oxígeno y la desaparición del gas venenoso, y llamar al teléfono de emergencias 1-1-2 con el fin de explicar la situación con la mayor precisión posible.

Como consecuencia de la puesta en vigor del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria por el coronavirus, acompañado de un empeoramiento de la situación meteorológica, los ciudadanos pasan el mayor tiempo en casa y al calor.

A este respecto, se ha detectado un aumento de casos pon intoxicación de monóxido de carbono por el mal uso de los sistemas de calefacción.

El monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico que se caracteriza porque es inodoro, incoloro e insípido, por lo que se puede detectar con los sentidos.

Cuando se produce una combustión, se genera este gas que puede resultar peligroso en espacios cerrados donde hay déficit de oxígeno y puede producirse una intoxicación por su inhalación.

La causa más frecuente de las intoxicaciones es la mala combustión en aquellos sistemas de calefacción que funcionan con combustibles vegetales como son el carbón, la leña, el cisco o, últimamente, los pellets de madera: braseros, estufas u hornos de leña, glorias…

A ellos hay que unir, además, el mal funcionamiento de las instalaciones domiciliarias de gas, como son los calentadores.

Recomendaciones

Es fundamental mantener una ventilación adecuada en aquellas estancias en las que se instalen calefacciones alimentadas por combustibles vegetales.

Hay que evitar colocar ese tipo de aparato en dormitorios. Es necesario revisar las chimeneas de aquellas instalaciones de calefacción que las empleen, como por ejemplo los hornos o las estufas de carbón o leña. En las instalaciones de gas hay que asegurarse de que todos los equipos de calefacción estén instalados correctamente y realizar las revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado.

Es importante que todos los aparatos se encuentren en lugares correctamente ventilados, y nunca taponar las rejillas y respiraderos de las distintas estancias de la casa, algo que se hace con frecuencia, por ejemplo los días que hay mucho viento, lo que propicia la falta de oxígeno necesario para una correcta combustión.

No se debe cubrir la parte inferior de los hornos de gas, pues se bloquea la circulación de aire y se provoca una combustión incompleta que derivaría en cantidades excesivas de CO.

Es peligroso utilizar equipos portátiles como hornillos, barbacoas, etc. que queman combustible dentro de espacios cerrados. Se deben revisar las chimeneas y conductos de ventilación antes de comenzar la temporada de frío y después de los episodios de nevadas.

Los aparatos de calefacción que funcionan con electricidad suponen un riesgo en cuanto a que podrían provocar un incendio, por lo que se recomienda no tener cerca cortinas, ropa de cama, alfombras, etc., y no dejarlos enchufados sin supervisión.

Síntomas y emergencias

Los síntomas más habituales que puede presentar un paciente afectado por la inhalación de monóxido de carbono pueden ser: mareos, dolor de cabeza, vómitos, calambres o desvanecimientos súbitos.

Ante el más mínimo indicio de esta situación se recomienda abrir todas las puertas y ventanas que sea posible para facilitar la entrada de oxígeno y la desaparición del gas venenoso, y llamar al teléfono de emergencias 1-1-2 con el fin de explicar la situación con la mayor precisión posible. Recordar que al otro lado de la línea telefónica hay médicos de emergencias que le indicarán cómo actuar hasta la llegada de la asistencia.

Asimismo, alejar todo lo posible a las personas intoxicadas del origen del monóxido de carbono. En caso de una fuente de calefacción por combustible vegetal, como puede ser un brasero o una estufa de leña, sacar al exterior de la vivienda si es posible la fuente de origen del monóxido. En caso de que alguna víctima no respire, practicar la reanimación cardiorrespiratoria hasta la llegada de los servicios de emergencias.

La Junta de Castilla y León ha pedido extremar la precaución ante el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono en espacios cerrados, dado el confinamiento en las viviendas particulares ante el estado de alerta por el coronavirus.

 

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