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OPINIÓN: El honor de España

Amalio de Marichalar defiende en este artículo de opinión la necesidad de enviar fuerzas y medios a los territorios que más necesitan ayuda por la pandemia del coronavirus Covid 19, entre ellos Soria. 

OPINIÓN/ El honor de España

En esta guerra tan desconocida y brutal, estamos asistiendo todos los días a una tragedia que no tiene parangón. Todas las personas que diariamente mueren en España. Así mismo todas las que mueren en Italia, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Portugal, y otros países europeos, así como en Estados Unidos y las personas que antes lo han hecho en China; esperando además lo que ya comienza a ocurrir en Hispanoamérica, Brasil, Africa, India ...

En España, llevamos más de nueve mil fallecidos. Es un hecho sin precedentes, si no nos remontamos a las guerras que en Europa y en España hemos padecido, de muy triste recuerdo.

Tantos miles de muertos, o aún habiendo sido mínimos, nos encojen el alma, nos revolvemos impotentes, y no podemos reaccionar, inermes ante la realidad, nos comprime el corazón y no podemos dar respuesta.

Todas las personas que nos dejan todos los días, son unos auténticos héroes, y todos conocemos ya personas próximas que han muerto, y desde luego muchísimas enfermas con mayor o menor gravedad, y entre ellas muchas que están resistiendo en los pasillos de los hospitales.

Es una auténtica tragedia nacional, en la que todos estamos involucrados, es una guerra de perverso origen y desconocidas practicas, además de escondidas e imprevisibles infiltraciones y consecuencias. Es una guerra no anunciada, sin información previa, sin análisis de los antecedentes, planes y estrategias. Una guerra, sin declaración previa, sin la debida preparación de las defensas, y donde a todos nos ha sorprendido incautamente y sin la más mínima medida de protección ni conocimiento previo.

No quiero entrar a hablar de los responsables ante tal situación, su conocimiento, acciones y omisiones. Prefiero no hablar. Si agradecer firmemente a aquellos responsables, que también los hay, que en ejercicio honesto, desinteresado y diciendo la verdad, están luchando sin cuartel.

Solo hablo de los españoles, de los españoles de bien, que sufren todos los días esta guerra sin precedentes. Los que son unos héroes diariamente, sea en la primera e imprescindible línea de la sanidad y todos los que complementan y ayudan en toda la vanguardia, servicios, proveedores, e infraestructuras de todo orden, empresas y trabajadores, Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional, autonómica y local. Es un ejemplo. Así mismo los héroes, enfermos, en el hospital, o están en su casa, los que están cuidando a las personas mayores y niños, todos los civiles, militares, religiosos, voluntarios y de todos los sectores, todas las familias y personas, ayudando cada uno en lo que mejor puede o sabe, en una cadena de solidaridad y ejemplo únicos, para hacer y proveer de todo lo necesario, por pequeño que sea, y como no, el conjunto de la sociedad española, que recluida en sus casas, aguantando, sufriendo y sacrificándose todos los días, sumamos un grano de arena en bien de la pronta recuperación de España.

Es un momento muy grave, el parte diario sobrecoge y comprime nuestras almas, nos hace llorar profundamente e impotentes todos los días. Sabemos ya que Madrid y Cataluña están sufriendo una auténtica desproporción entre tanta gravedad y han de reenfocarse allí todas las fuerzas y ayuda del resto de España, y también surgen repentinamente en situación de extrema gravedad Soria y Segovia. Es esencial reenfocar también urgentisimamente fuerzas del resto de España a estas dos provincias, por ser más débiles en sí mismas, al no disponer  de medios proporcionales por ser tan pequeñas, llevando medios urgentes militares, evacuando a otros puntos de España a los enfermos más graves, y armando un plan de contingencia excepcional para Soria y Segovia. Es vital. Es una obligación. En Francia hace muchos días se trasladan enfermos de una ciudad a otra, donde pueden ser atendidos por menor sobrecarga, sin trabas, excusas, ni burocracia , y menos actitudes que no quiero calificar. Es de una lógica aplastante. No se puede perder un solo minuto más, y ni una sola vida, que pueda ser salvada, habiendo hecho hasta lo imposible.

Hoy todas las fuerzas de España, solo con los mejores valores que conocemos, que son los de siempre, los imperecederos, y que son los que conocemos bien los españoles; unidos, como nos recuerda S.M. El Rey, han de volcarse en las necesidades de nuestra nación, allá donde surjan, reitero, hoy también extremadamente urgentes en Soria y Segovia, - ojalá, no aumente la gravedad en otros puntos de nuestra nación, pero si lo hace, obligatoriamente también trasladar allí todas las fuerzas necesarias, como debe hacerse con Madrid y Cataluña -, sin veleidades ni indecisiones egoístas y partidistas. No caben. Solo la verdad, el esfuerzo, el sacrificio, la honestidad, la solidaridad, la dignidad, la hazaña diaria de nuestra vanguardia sanitaria, el valor de los Ejércitos, Guardia Civil, y policías, y el honor de la España de bien, van a sacar adelante el día a día, y van a vencer esta guerra.

Tiene que ser así y está siendo así. Vamos a vencerla, unidos en lo mejor que sabemos, todos a una. Está siendo y va a ser muy trágico y triste el día a día, pero debemos continuar sin desfallecer, con fuerza, con ilusión y con la moral muy alta, honrando ya para siempre a todos los caídos de todos los días. Por ellos hemos de continuar, son nuestro ejemplo, a ellos les debemos dedicar nuestro sacrificio, y prometerles que tras vencer, honraremos siempre su memoria y su ejemplo, que será el que guiará nuestro comportamiento. Rezaremos a Dios por ellos todos los días, pediremos perdón y habremos de unirnos inquebrantablemente para trabajar siempre juntos, dando las gracias, en permanente deuda a nuestros mayores, que construyeron la España que tenemos, en la primera línea de los que están dando su vida y a los que en su honor trabajaremos, pues son a los que más debemos, siguiendo siempre su ejemplo. Es una cuestión de honor. A todos ellos, a todos los que están dando su vida,  debemos rendirles y les rendimos el honor de España.

Fdo: Amalio de Marichalar, Conde de Ripalda

 

 

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