Medinaceli defiende su Toro Jubilo
La Asociación Toro Jubilo puntualiza en un comunicado todo lo relacionado con el festejo
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La Asociación Toro Jubilo de Medinaceli ha enviado un comunicado para puntualizar todas las informaciones erróneas que algunos grupos animalistas están divulgando. En el comunicado explica la normativa, el rito sobre esta celebración, los orígenes y algunas publicaciones recogidas hace décadas en los medios de comunicación. Este año el festejo será el 12 de noviembre.
Las asociaciones en defensa de los animales y en contra de los espectáculos taurinos, no han estado este año en Tordesillas, donde consideran que se ha cumplido el objetivo al terminar con el espectáculo del Toro de la Vega, y han anunciado su próximo frente de protesta, el Toro Jubilo de Medinaceli, en Soria.
NORMATIVA
– La Fiesta del Toro Jubilo ha sido declarada “Espectáculo Taurino Tradicional” por Orden de 18 de septiembre de 2002 de la Consejería de Presidencia y Administración Territorial de la Junta de Castilla y León (B.O.C.yL. de 9 de octubre de 2002).
– La celebración de la fiesta se ajusta a su Ordenanza reguladora, de 24 de diciembre de 1999, (B.O.P. n.º 5, de 12 de enero de 2000) y al Decreto 14/1999, de 8 de febrero, que aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la Comunidad de Castilla y León.
EL TORO, SIEMPRE INDULTADO
La legislación autonómica exige el sacrificio de todas las reses utilizadas en los espectáculos taurinos (artículo 23 del Decreto 14/1999, de 8 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la Comunidad de Castilla y León).
Sin embargo, y como excepción a esa norma, el artículo 5 de la Ordenanza Municipal establece que el toro Jubilo, “siguiendo la costumbre secular, será indultado al finalizar el festejo”.
En los documentos más antiguos que se conservan, se deja siempre constancia de esta especial protección del animal. Así, por ejemplo, en 1510, D. Juan de la Cerda, Duque de Medinaceli, autorizaba que se corriese el toro “como tienen por costumbre el día de la procesión (…) y, como me es pedido, mando que ninguna ni alguna persona sea osada de matar el dicho toro y que, acabado el correr, los dichos vecinos lo dejen vivo y sin lesión alguna”.
Si se modificase el festejo de Medinaceli, se perdería su catalogación como Espectáculo Taurino Tradicional y, sin el amparo de la Ordenanza y de la tradición, sería obligatorio el sacrificio del animal.
LOS ORÍGENES
El rito del toro y el fuego es tradicional del levante español, especialmente en el sur de Cataluña, en Castellón y en Teruel, desde donde se extiende por Aragón siguiendo las cuencas del Jiloca y del Jalón, hasta el nacimiento de este último junto a Medinaceli, único lugar de Castilla y León donde se celebra.
La opinión más extendida considera que la celebración tiene orígenes celtíberos, una de cuyas tribus, los Tittos, poblaron esta comarca y la antigua ciudad de Ocilis (situada en la Villa Vieja, cerro contiguo a Medinaceli). Con el rito se estaría conmemorando la victoria de los celtíberos sobre los cartagineses en la batalla de Hélice (Elche, Alicante), en el año 229 a.C., en la que el caudillo celtíbero Orisón lanzó contra el campamento cartaginés de Amílcar Barca carretas de tea, sebo y azufre tiradas por bueyes que portaban en sus astas haces de paja ardiendo, y provocando la desbandada de los sitiadores cartagineses.
Pero también es probable que provenga de primitivos ritos solares de carácter mitraico, vinculados a cultos telúricos, en los que se representaba la cualidad regeneradora y fecundante del sol, del toro y del fuego, frente a la cualidad pasiva e inerte de la luna. Toro y fuego simbolizan fuerza y purificación, unidos en comunión pagana que se consuma con el sacrificio del animal (acto que ya no se realiza) y la ingesta de su carne por la comunidad.
En cualquier caso, los primeros documentos escritos sobre el Jubilo de Medinaceli (los hay de 1490) indican que el toro se corría en honor de visitantes ilustres que llegasen a la Villa o para celebrar acontecimientos importantes.
Así se hizo el 29 de septiembre de 1599 en honor del Rey Felipe III y su esposa, que a la vuelta de su viaje de novios, estuvieron en Medinaceli, “…encendiéndose muchas luminarias en la Plaza de Palacio, y se corrió un toro con husillos de fuego en los cuernos”.
O en julio de 1837, para solemnizar la jura de la Constitución Española de aquel año.
No obstante, y desde finales del siglo XVIII, el Toro Jubilo se celebra, de forma ininterrumpida y al menos una vez al año, con la festividad de los Cuerpos Santos, cinco mártires (Arcadio, Probo, Pascasio, Eutiquiano y Paulilo) cuyos cuerpos fueron traídos a la Villa después de haber sufrido martirio en el norte de África. Sus restos fueron exhumados en 1581, y las fiestas en su honor se celebran desde el 13 de noviembre de 1610.
Actualmente, el Toro Jubilo se celebra el sábado más próximo al 13 de noviembre de cada año.
EL RITO
Con dos cuerdas atadas en sus astas, el toro es sacado a la plaza por los mozos y amarrado al poste de madera plantado en el centro.
Atado el toro, se coloca sobre su testuz, a modo de almohadilla, una tela arpillera humedecida en la que se apoya la “gamella” (estructura metálica imitando unas astas, en cuyos extremos van fijadas las bolas). Entre la gamella y las astas del toro se coloca una pieza de madera, la “astilla”, que separa y mantiene a distancia las bolas de la cornamenta, impidiendo que el fuego llegue a los pitones o a la cara del animal. Almohadilla, gamella y astilla se sujetan, con cuerda, a las astas del toro.
Después se procede al embarrado del toro. Con una espesa capa de arcilla roja y gomosa de la ladera que baja del Castillo, junto a la ermita del Humilladero, se cubre al animal (testuz, cara, costillas, lomos, patas delanteras y barriga). La distribución del barro se realiza de atrás hacia adelante, a contrapelo, con el fin de que el toro no sufra la más mínima quemadura. El propio calor del fuego, al secar la arcilla, la endurece convirtiéndola en coraza protectora contra el calor o las chispas que puedan desprenderse.
Se encienden las bolas y el grupo se abre…
El valiente que más ha pujado en una subasta previa, con un cuchillo curvo, corta la soga, quedando el toro suelto en la plaza, entre las cinco hogueras encendidas en honor de los cinco Cuerpos Santos, patronos de la Villa.
Cuando las bolas se apagan el toro vuelve al toril e, indultado, regresa a la dehesa de procedencia.
Un veterinario examina al animal. En el siglo pasado, cuando la normativa no lo impedía, fue habitual que un mismo toro (propiedad de algún vecino de Medinaceli o de los pueblos de la comarca) se utilizase en años sucesivos.
LO QUE SE HA ESCRITO SOBRE EL TORO JUBILO
-“El animal no es maltratado, ni sufre, ni se recuerdan percances; cuando se apagan las bolas el toro vuelve al corral y la fiesta se acaba” (diario EL PAIS, 1992).
-La revista Natura, a pesar de no estar a favor de la fiesta, reconoce que “…el toro de Medinaceli no sufre más que el susto, ya que se utiliza a lo largo de varios años” (Luis Martínez, Revista NATURA, 1986).
-“Con primor casi femenino cubren el toro de arcilla medinense, una costra de tres dedos para que ninguna pavesa alcance el testuz, ni el costillar, de lo que enseguida será un dios” (Fernando Sánchez Dragó en CAMBIO 16, 1979).
-“Con rigurosa meticulosidad, se disponen a embadurnar a la bestia cubriéndola con arcilla de los alrededores… a modo de coraza protectora” (J.M. Martínez Laseca, 1992).
-“Cuidadosamente todo su cuerpo, cabeza, costillares, lomo y patas son embadurnadas de una espesa capa de roja arcilla” (Anselmo de Virto, 1959).