El toro jubilo, con dispositivo de seguridad, se celebra pero se apaga en segundos
Medinaceli ha vuelto a celebrar un año más el espectáculo del Toro Jubilo, el único toro de fuego que pervive en Castilla y León. Lo ha hecho protegido por un importante dispositivo de seguridad para evitar un posible boicot de los colectivos animalistas. Y con tres mil personas que sólo han podido presenciar durante segundos el toro de fuego.
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La Subdelegación del Gobierno en Soria, como en los últimos años, ha organizado un amplio dispositivo de seguridad para evitar incidentes y que los antitaurinos, como sucedió en 2014, cuando varios miembros de colectivos animalistas saltaron a la improvisada plaza de toros y se encadenaron al poste donde el toro tenía que ser ensogado para colocarle la gamella y después de un parón de casi una hora fueron desalojados por las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado.
Este año, como medida de precaución, el toro -de nombre "Ladrón" y de 550 kilogramos- ha llegado desde tierras vallisoletanas, en lugar de su habitual origen, en una ganadería de Gallur, que el año pasado sufrió la presión de los colectivos animalistas.
Más de un centenar de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han acordonado los accesos a la plaza Mayor y la organización ha dispuesto un puesto para acreditar a las personas que han podido asistir al toro jubilo.
Pero las tres mil personas que han accedido a la plaza Mayor han asistido a uno de los toros jubilos más rápidos de la historia, porque las bolas de fuego se han apagado en apenas quince segundos, tras el cabeceo del toro contra el suelo.
Los mozos han intentado la complicada maniobra de volver a encender las bolas de brea con el toro suelto pero ha resultado imposible después de varios intentos.
Tradición
El alcalde de Medinaceli, Felipe Utrilla, ha declarado que la tradición del toro jubilo está muy arraigada entre los vecinos y "pienso que la van a perpetuar".
"Hay que cumplir una reglamentación y nos hemos tenido que adaptar a ella. Y adaptándonos a las normas, creo que podremos seguir celebrándolo", ha resaltado.
La Consejería de la presidencia y Administración Territorial de la Junta de Castilla y León declaró, por orden fechada el 18 de septiembre de 2002, al toro de jubilo como espectáculo taurino tradicional, por existir constancia documental de su celebración desde el siglo XVI (1568, 1598) "con el que se supera con creces los doscientos años exigidos por el Decreto".
"Su peculiaridad consiste en la suelta de un novillo despuntado con soportes puestos en la testuz a las cuales se incorporan una bolas de pez, que una vez embarrado el novillo se encienden y se procede a la suelta del mismo en el recinto habilitado al efecto en la plaza Mayor", señala el decreto.
Se trata de una tradición que se celebra desde finales del siglo XVIII de forma ininterrumpida y, al menos una vez año, con la festividad de los Cuerpos Santos, los de los cinco mártires (Arcadio, Probo, Pascasio, Eutiquiano y Paulilo), cuyos cuerpos fueron traídos a Medinaceli tras sufrir martirio en el norte de África.
Antes de esta fecha hay constancia documental de que se celebraba en honor de visitantes ilustres o acontecimientos importantes como el ocurrido el 29 de diciembre de 1599 con la visita del Rey Felipe III y su esposa.
Una veintena de mozos de Medinaceli han preparado durante horas artesanalmente el armazón, denominado gamella, y la mezcla de las bolas incendiarias -azufre, aguarrás y estopa- que se han colocado al toro.
A las doce menos cuarto, uno de los mozos ha cortado finalmente la soga al que ha sido instantes antes amarrado el toro, para que, una vez encendidas las bolas, el animal haya iniciado su primera carreras por la plaza, pero en los primeros cabeceos las bolas de brea se han apagado.
Los primeros documentos escritos sobre el jubilo de Medinaceli indican que el toro se corría en honor de visitantes ilustres que llegasen a la villa o para celebrar acontecimientos importantes, como se hizo el 29 de septiembre de 1599 en honor al rey Felipe III y su esposa que, a la vuelta de su viaje de novios, estuvieron en Medinaceli de 1837, para solemnizar la jura de la Constitución española de aquel año.