Los sorianos soportan estos días la penúltima polémica política en el Ayuntamiento capitalino, con los fondos europeos del proyecto Soria 2001 como telón de fondo.
La sensación ciudadana general es de bochorno por la posibilidad de perder 2,5 millones de euros y en entredicho está la gestión de los diferentes gobiernos municipales que se han sucedido en estos últimos ocho años. Hace falta una explicación clara sobre que sigue pasando en la Casa Consistorial, y esta explicación debe tener las suficientes dosis de autocrítica y responsabilidad. La ciudadanía está cansada de comprobar como sus bien pagados ediles rivalizan en reproches mutuos, que no solucionan nada y no ocultan, por más que lo deseen, sus propias carencias. Los proyectos presentados al Instrumento Financiero del Espacio Económico Europeo (IFEEE) han dado demasiadas vueltas desde que en agosto de 2002 se presentó a la iniciativa comunitaria Urban II un proyecto para rehabilitar cinco edificios del casco antiguo de la ciudad. Fue en diciembre de 2003 cuando el comité mixto del IFEEE aprobó la concesión de la ayuda y fue necesario esperar hasta febrero de 2005 para que el Consejo de Ministros del Gobierno de España aprobase el pago, cuyo dinero llegó a las arcas municipales nueve meses después. Para la licitación y comienzo de las obras hubo que esperar a 2006. Cambios de empresas y de actuaciones han complicado sobremanera la materialización de las ayudas europeas y han retrasado aún más este expediente, dejando en mal lugar la gestión de las administraciones involucradas.