Unas elecciones para cambiar el rumbo de España y Soria
FINALMENTE, EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ha convocado elecciones generales para el próximo 20 de noviembre, una decisión reclamada por buena parte de la sociedad española, cansada de un gobierno a la deriva y de comprobar como, día a día, el progreso económico conseguido en la última década se ha ido dilapidando por la falta de confianza de los mercados internacionales en unos dirigentes que son capaces, sin rubor, de decir una cosa y la contraria, para justificar sus propias carencias.
El balance económico que deja Rodríguez Zapatero es ciertamente preocupante, tras tres años negando que la crisis económica internacional pudiese afectar a España y retrasando las medidas que necesitaba para afrontar con solvencia una situación comprometida. Hoy ya sabemos donde hemos llegado: todos los españoles somos más pobres, y los que ya lo éramos -hablamos de Soria- más. El presidente del Gobierno contagió su optimismo antropológico a la sociedad soriana en un plan que, en su balance actual, deja una herencia ciertamente preocupante: demasiados incumplimientos y excesivas incertidumbres. De cara al futuro inmediato, los electores esperan que la nueva campaña electoral sirva para que los candidatos nacionales expongan soluciones para el grave problema económico que arrastra España -donde hay que tomar medidas para cambiar modelos y actitudes-. Y en el caso de Soria, la sociedad necesita además que se genere certidumbre sobre los grandes proyectos que ya tenían que ser una realidad y están hoy olvidados en el limbo.