Durante estos días los grupos de la oposición municipal repasan con mayor detenimiento el borrador de los presupuestos municipales para 2008 presentado por el equipo socialista de Gobierno.
Hay mucha negociación por delante, y lo único positivo que tiene la ambición demostrada en el capítulo de inversiones -26 millones de euros- es que permitirá maniobrar y negociar a todos en un escenario más amplio. Para empezar a cuadrar las cuentas hay que firmar ya los compromisos asumidos por las administraciones central y autonómica en diferentes proyectos que vienen coleando desde tiempo atrás, desde la ampliación del centro cultural Palacio de la Audiencia hasta la financiación y cesión de las travesias de la ciudad. En estos proyectos, es necesario que todos los grupos alcancen un mínimo consenso de lo que es prioritario para la ciudad, como puede ser -y es-, por ejemplo, la financiación de la nueva depuradora de residuales o la segunda fase de las márgenes del Duero. Son sin duda, las grandes obras que la ciudad necesita para crecer y hay que presupuestar los números con realismo y responsabilidad, lejos de buscar un titular que, a la vuelta de unos meses, se volverá en su contra. Porque hay un hecho irrefutable que para desgracia de todos los ciudadanos se repite año tras año, gobierne quien gobierne: la deficiente ejecución del capítulo de inversiones, no ya por incapacidad política, sino por el embudo que supone la administración municipal en la tramitación de los expedientes, que acaban con la ilusión del más optimista de los concejales.