Acaba de presentar el equipo socialista de Gobierno el borrador de presupuestos municipales para 2009.
Para mediados de febrero se quiere contar con un avance más elaborado y, sobre todo, con suficiente respaldo para dotar finalmente a la corporación de presupuesto y encarar con decisión los retos que la ciudad sigue aplazando. Sólo hay que recordar, por citar algún ejemplo, que la remodelación del mercado de Abastos es un proyecto comprometido ya por los partidos políticos en la década de los noventa; o que de esta misma época es la peatonalización de la plaza Mariano Granados. La letanía de proyectos sin fecha de caducidad que vuelven a aparecer reflejados en el borrador de las cuentas municipales son numerosos y dejan en evidencia a los propios partidos, sus compromisos y su tramitación administrativa. Todos los partidos deben extremar su capacidad de diálogo para consensuar las cuentas, separando el grano de la paja y conformando un capítulo de inversiones más cerca de la realidad que de los deseos, más fiel al verdadero respaldo financiero de los proyectos que a la propaganda política. Los partidos deben renunciar, de entrada, a responsabilizar a los demás del posible fracaso de la negociación, asumiendo unas dosis de autocrítica que se echaron en falta en el anterior presupuesto municipal. Tanto el equipo de Gobierno como la oposición saben bien que en su mano está (cuestión de confianza o moción de censura) ahorrar a los ciudadanos nuevas diatribas políticas, polémicas estériles que lo único que consiguen es aburrir a sus votantes.