Se cumple el 16 de junio próximo un año desde que el Ayuntamiento de Soria abriese una nueva legislatura, en la que su máximo responsable, hacía votos por conseguir que fuera la del diálogo, el entendimiento, el encuentro y el consenso.
Una legislatura en la que se expresaba además una voluntad de cambio y un compromiso firme por desarrollar un gran pacto por la ciudad que recogiera las inversiones necesarias para afrontar el reto de situar a Soria definitivamente en el siglo XXI. Un año después, la experiencia pone en evidencia que poco o nada se ha hecho en esta dirección en la corporación capitalina, dominada más por los intereses partidistas de los diferentes grupos políticos, alejados de ese interés general que dicen defender. Llegamos al primer año de legislatura sin presupuestos municipales, merced a una falta de entendimiento difícil de entender. Los partidos rivalizan en responsabilizar a los demás de la falta de estabilidad que sufre la corporación y que sólo se arregla con diálogo y compromisos ciertos o recurriendo a la propia legislación. Los grupos políticos tienen en su mano la cuestión de confianza o la moción de censura para garantizar la estabilidad de la corporación en el resto de la legislatura. Es su responsabilidad si verdaderamente están dispuestos a anteponer el interés general a los intereses partidistas. Lo contrario, si el diálogo en los asuntos fundamentales no se recupera, es condenar al Ayuntamiento de Soria a perder una nueva legislatura, donde el ruido al que nos están acostumbrando resalta su incapacidad.