Sueldos públicos, más contención y más trasparencia
El nuevo curso POLITICO, con la crisis económica de fondo, se ha iniciado con la iniciativa presentada por el PSOE de congelar sueldos, dietas y gastos corrientes de los altos cargos de las diferentes administraciones públicas.
La propuesta viene acompañada de polémica, y ésta también ha salpicado a Soria, con la denuncia de los desfases retributivos de los diputados populares y los socialistas y la amenaza de IDES de recurrir a los tribunales si no se facilitan los sueldos. No es la primera vez que el debate sobre este asunto deriva en una polémica que se termina difuminando sin ninguna actuación concreta. Nadie duda, por ejemplo, que el alcalde es el político más cercano a sus ciudadanos, pero también las cifras oficiales señala que es el más alejado en cuanto a sus retribuciones y el sueldo medio de los habitantes de su municipio. Es verdad que hay políticos de vocación, al que el dinero les importa poco, mientras les dé para vivir decentemente. Pero también se producen abusos que conviene cortar de raíz. Y nada mejor para ello que la transparencia en la difusión de las percepciones y el control en la gestión. La clase política debe estar bien pagada, pero dentro de unas reglas y unos báremos, no al antojo del mandatario de turno y siempre con la transparencia necesaria, premisa que hoy por hoy pocos cumplen. Es imprescindible romper esta dinámica perniciosa, para la propia clase política y para la propia democracia. Sueldos públicos, sí; pero en base a la población, el presupuesto municipal, a la situación financiera o a la actividad de cada cargo público.