SORIA CAPITAL Y PROVINCIA han abierto estos días una ventana de su riqueza cultural, patrimonial, paisajística y gastronómica en la Expo de Zaragoza, merced a la colaboración del Ayuntamiento y la Diputación de Zaragoza.
Soria, con ello, ha tenido un escaparate privilegiado en una feria que, aunque no cumplirá sus expectativas de visitantes, es visitada por miles de personas cada día. A la presencia de Soria en el pabellón de la Junta de Castilla y León -con la maqueta de la futura Ciudad del Medio Ambiente-, hay que sumar el esfuerzo realizado por Ayuntamiento y Diputación provincial, un esfuerzo que, números cantan, reflejan dos formas distintas de entender un mismo acto promocional. En la corporación capitalina, la presencia en la Expo seguirá alimentando la polémica. Los grupos políticos no han sabido estar a la altura de las circunstancias consiguiendo un mínimo consenso sobre la representación posible en la feria y las posibilidades de gasto en la misma. Nadie duda que hubiese sido necesario más entendimiento y menos polémicas. Pero si importante es ponerse de acuerdo en lo que se promociona, no lo es menos que lo que vendamos al mundo tenga un sustento de realidad. Soria, pura vida sería un slogan perfecto si supiéramos, de una vez por todas, materializar todas las actuaciones pendientes en torno al río Duero (eliminación de malos olores de la depuradora, construcción de un embarcadero, apertura nuevas instalaciones, mantenimiento de las márgenes, etc). De lo contrario, podemos trasladar una imagen distorsionada de lo que tenemos.