EL MARATONIANO ÚLTIMO PLENO municipal del Ayuntamiento de Soria puso en evidencia la dinámica en la que está sumergida esta administración y sus grupos municipales, que han convertido el máximo órgano de representación política en un espectáculo en lugar de punto de encuentro y debate de ideas y propuestas.
Urge unas gotas de autocrítica en todos los grupos políticos para reconducir este foro de participación y evitar descalificaciones personales como las alusiones a la edad de un concejal o la cuna de nacimiento de otro. Es la primera medida, indispensable, para facilitar después acuerdos que permitan administrar mejor los recursos municipales, una responsabilidad que los concejales, deben recordar, tienen delegada de los ciudadanos. Sabemos que la discusión pública, cuando la hay, no busca la verdad sino la notoriedad. Pero resulta poco provechoso que los adjetivos se cargen sin medida con tal de llamar la atención y de acaparar titulares en los medios de comunicación. Si no hay ideas en juego sino únicamente agravios recíprocos, si las anécdotas y la retórica dominan sobre el cotejo de marcos conceptuales y propuestas, no existe el entorno de entendimientos indispensable para debatir. Y si este requisito no se da, resulta imposible llegar a acuerdos razonables. Hay también una cierta dosis de complacencia entre la clase política, incapaz de identificar problemas, generalizar diagnósticos y abrir una franca discusión sobre cada uno de ellos, haciendo votos decididos por alejarse del aldeanismo, la superficialidad y la polarización.